Ya es casi ley que la arquitectura portuguesa sea de color blanco. Si analizamos las obras provenientes de este país, podemos darnos cuenta rápidamente que éstas tienen un denominador común, el hormigón de color blanco.
Esta vivienda es un ejemplo más de lo anteriormente dicho. La vivienda se inserta en una finca situada al norte de Lisboa, en un lote orientado hacia el norte con un descenso acentuado.
Un volumen gris dibuja los espacios exteriores de la vivienda y rectifica la naturaleza inclinada del terreno, permitiendo que las áreas sociales tengan una mejor exposición solar. El volumen inclinado blanco flota sobre el gris, apartándose de los límites exteriores de la parcela y abriéndose al jardín y la piscina.
La distribución es pragmática y muy clara: el volumen gris se llena con los espacios complementarios de la vivienda, iluminados por un patio cavado en él (Ducha, Spa, sala de cine, bodega y garaje); el volumen blanco es ocupado por los espacios principales de la vivienda (salón, biblioteca, cocina y dormitorios) privilegiados por la transparencia hacia el jardín y la piscina.
Por iiarquitectos y arq.com.mx
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