Los Juegos Olímpicos de Grecia 2004 se llevaron acabo hace una decada, después de este tiempo la mayoría de las instalaciones quedaron en el abandono.
Las piscinas cerca del estadio Olímpico están sin agua y en los campos de vóley playa crecen arbustos: nada es como hace diez años en la entonces brillante Atenas, capital del mundial deporte con los Juegos Olímpicos de 2004.
El 13 de agosto de hace una década, el estadio Olímpico Spyridon Louis fue el escenario de una espectacular ceremonia de apertura de los Juegos. Pero con el paso de los años, las instalaciones deportivas se desmoronaron o quedaron desiertas.
No hay dinero para el caro mantenimiento de los escenarios, ni tampoco compradores interesados en adquirirlos. En Grecia hay ahora asuntos mucho más importantes y la durabilidad de las infraestructuras olímpicas no tienen la mayor prioridad.
El que quiera visitar hoy las instalaciones de Atenas 2004 tendrá que entrar en la mayoría de los casos por una puerta oxidada. El antiguo Hellinikon, donde se disputaban competiciones de esgrima, baloncesto o canotaje, es un área yerma. Los edificios deteriorados, los perros abandonados y un hospital para los más necesitados dominan la escena.
Los Juegos de Atenas 2004 habrían costado cerca de 5 mil millones de euros, de los cuales cerca de mil fueron para financiar la seguridad del megaevento. Sin embargo, diez años después aún no hay datos oficiales sobre el precio real.
Importantes demoras en la construcción amenazaron a los organizadores con convertir los Juegos en una catástrofe. Ante el temor de que los estadios y sedes no estuvieran listos, los contratos fueron adjudicados directamente sin licitación.
Eso significó “toma el dinero y entrégalo rápidamente”, opinó recientemente un arquitecto que trabajó para los Juegos y que hoy en día es un empleado de una de las mayores empresas de construcción del país heleno. “Muchos ganaron millones de dos o tres cifras”, señaló. “También la empresa que me da trabajo actualmente”.
El gobierno solucionó los problemas con una nueva deuda, política que propició el deterioro del deporte y llevó al Estado al abismo.
Se construyó en parte de forma tan caótica, que el monumental tejado del estadio Olímpico se levantó sin permiso de edificación, según reveló en la televisión griega el jefe del estadio, Petros Galaktopoulos, poco antes del décimo aniversario de los Juegos. Por esa razón no fue posible que se mantuviera de forma permanente, agregó.
Un día después, el secretario de Estado para el deporte, Giannis Adrianos, pidió disculpas y explicó por qué, a su parecer, se hizo así: el gobierno de aquel entonces había heredado esa situación e intentó hacerlo lo mejor.
Pese a los numerosos retos, los Juegos se celebraron relativamente sin complicaciones. El entonces presidente del Comité Olímpico Internacional, Jacques Rogge, habló dos semanas después de la ceremonia de clausura de unos “Juegos de ensueño inolvidables”.
Los griegos estaban contentos, pues habían cumplido con lo prometido. “En aquel entonces creímos en el sueño”, señaló recientemente el dominical “Kathimerini”.
El sueño se convirtió años después en pesadilla. El país está en una situación económica muy delicada y se salvó en el último minuto de la quiebra.
"Nadie pensó en qué pasaría después", comentó. "Muchas de las instalaciones deportivas se construyeron sólo para ser construidas y a nadie se le ocurrió que habría que invertir dinero en mantenerlas después de las Olimpiadas", dijo Spyros Capralos.
Por iiarquitectos y arq.com.mx
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