El núcleo de la ciudad de Covilhã, en el interior de Portugal, ocupa un promontorio a los pies del extremo sur de la Serra da Estrela, que domina visualmente una vasta llanura y fértil paisaje de relativa planura – la Cova da Beira – que de Estrela se extiende a las montañas Gardunha y Malcata.
La topografía particular del territorio en el que se inscribe la ciudad no sólo determina la forma y las estrategias de su diseño, hasta que haya un pasado relativamente reciente, proporcionando los mejores técnicos y económicos para su desenvolvimiento.
De hecho, los cursos del agua de los valles de Carpintería y de Goldra (o Degoldra), que respectivamente delimitan el promontorio de la ciudad al norte y al sur, promueve la fuerza motriz para la industrialización de tradicionales actividades de procesamiento de lanas, reconocido desde por lo menos el siglo XVI y alimentadas por el pastoreo de los rebaños de ovejas (y marginalmente cabras) criados en la Sierra, y también para aquellos que demandaban sus pastos de verano.
La expansión de la ciudad para los valles vio acentuar una percepción de su topografía, y posterior declive de la industria alimentada para los cursos de agua, con el consiguiente abandono de su lugar y de su infraestructura, con un efecto paroxístico, los valles de Goldra y de Carpinteira a condicionado accidentes del terreno alrededor de la cual la ciudad ha crecido. Accidentes que ahora se ven obligados a trabajar en sus movimientos internos, que se dejaron de incluir, y que proporciona apenas como negativo, como “espacios entre”.
El diseño y construcción (2003-2009) de un puente peatonal y ciclo-vía sobre el valle de Carpinteira por João Luís Carrilho da Graça en conjunto con AFAconsult, bajo un plano para “aplanar” la experiencia del movimiento de la ciudad a través de enlaces en la altura (mecánicas) y de nivel (peatones/ciclo-vías) entre el centro y las áreas periféricas, llegó a inscribirse en este paisaje una línea que determina la posibilidad de un nuevo movimiento de atravesar del valle.
En la parte superior de las laderas empinadas de Ribeira, donde persisten las fachadas basadas en fábricas de lanas y los muros de granito del soporte de Râmolar de Sol (estructuras para el secado de lana), el puente se diseña, curva y contra-curva, entre la cota determinada por la plataforma de la piscina municipal de Penedos Altos, y 220 metros después, la misma cota en la ladera opuesta, 52 metros encima del curso del agua.
Por iiarquitectos y arq.com.mx
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