Ávila resulta ser una ciudad intensa y densa. La lectura de su planta, centrada y acotada por la tersa factura de su muralla, confirma esta visión.
Todo Ávila es en realidad esta roca en medio del duro paisaje que la rodea. En esta densidad, cualquier vacío adquiere un valor adicional que tiene que ver con la idea de contraste o con la de límite. La plaza sirvió en estos casos de mecanismo liberador del espacio interior, y también de articulación exterior con la ciudad amurallada.
El espacio extramuros está en el origen de esos vacíos que sirven de articulación entre las dos ciudades. La presencia de un espacio libre a los pies de la muralla donde ha de ubicarse el nuevo Centro de Congresos, permite pensar en sistemas de generación como el indicado.
Densidad conceptual, generosidad (configurada en plaza) en la manera de ocupar el sitio y aprovechamiento del condicionante topográfico del suelo han sido criterios que han guiado las decisiones de proyecto.
Se propone una gran explanada o plaza, un lugar de encuentro al borde de las murallas con un nivel general que coincide con uno de los más altos de la parcela, de manera que su prolongación genera un gran vacío interior que alojará, sin excavación, los usos requeridos. La edificación ocupa básicamente el lateral norte del espacio público de nueva factura. Junto a las murallas acota la “plaza del nuevo mercado lúdico”.
En función de la topografía, el proyecto hace convivir dos geometrías diferentes. La parte más ortogonal y alargada contiene los auditorios y salas principales. Los volúmenes se piensan para ser vistos desde la distancia. El edificio podrá ser visto desde lo alto de las murallas como una manipulación cincelada de la gran roca del terreno. Se trata de una yuxtaposición de volúmenes de granito.
Todo Ávila es en realidad esta roca en medio del duro paisaje que la rodea. En esta densidad, cualquier vacío adquiere un valor adicional que tiene que ver con la idea de contraste o con la de límite. La plaza sirvió en estos casos de mecanismo liberador del espacio interior, y también de articulación exterior con la ciudad amurallada.
El espacio extramuros está en el origen de esos vacíos que sirven de articulación entre las dos ciudades. La presencia de un espacio libre a los pies de la muralla donde ha de ubicarse el nuevo Centro de Congresos, permite pensar en sistemas de generación como el indicado.
Densidad conceptual, generosidad (configurada en plaza) en la manera de ocupar el sitio y aprovechamiento del condicionante topográfico del suelo han sido criterios que han guiado las decisiones de proyecto.
Se propone una gran explanada o plaza, un lugar de encuentro al borde de las murallas con un nivel general que coincide con uno de los más altos de la parcela, de manera que su prolongación genera un gran vacío interior que alojará, sin excavación, los usos requeridos. La edificación ocupa básicamente el lateral norte del espacio público de nueva factura. Junto a las murallas acota la “plaza del nuevo mercado lúdico”.
En función de la topografía, el proyecto hace convivir dos geometrías diferentes. La parte más ortogonal y alargada contiene los auditorios y salas principales. Los volúmenes se piensan para ser vistos desde la distancia. El edificio podrá ser visto desde lo alto de las murallas como una manipulación cincelada de la gran roca del terreno. Se trata de una yuxtaposición de volúmenes de granito.
Por iiarquitectos y arq.com.mx
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