Los propietarios de esta casa, en su condición de artistas, necesitaban un espacio para la creación y la exhibición de sus obras.
Los arquitectos de Jun Murata de JAM architecture creó este espacio reformando una vieja casa de madera, construida en 1976, y convirtiéndola en una vivienda-taller.
Los arquitectos proyectaron un espacio minimalista, concentrado en la eliminación de todo lo innecesario, donde se da respuesta a ese tiempo de silencio en que el artista lleva a cabo su creación. Los detalles de junturas y remates pasan por completo desapercibidos, siendo casi invisibles para el ojo humano.
En este sobrio escenario, con delicados detalles lumínicos, los diferentes ambientes fueron pensados para dar respuesta a las necesidades de los artistas. Los espacios públicos y privados fueron racionalmente separados: la habitación del tatami, la sala de estar y el comedor están orientados al sur.
Mientras que en la parte posterior se creó un pequeño espacio para la lectura y la “visualización”, donde el arquitecto planteó diferentes tipos de iluminación a modo de instalación de arte.
¿Cuál fue el procedimiento del trabajo?
En primer lugar, después de remover los muros innecesarios, se confirmó saber cuál era la dirección de la luz natural. La vieja estructura se desmonta, una nueva disposición de los equipos y suficiente almacenamiento la reemplaza funcionalmente, y la circulación flexible está vinculada a lo simple, y el diseño del plan de iluminación es de manera racional.
En segundo lugar, la pared oblicua se instala en la parte central, y se coloca un corredor que tiene suficiente anchura. La pared da una profunda sensación de profundidad en el espacio actual. Además, reduce la suave luz natural desde el lado sur, amplificando la intensidad de la misma, procediendo dentro del espacio.
Por iiarquitectos y arq.com.mx
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