La vivienda de una pareja debe convertirse en la segunda piel de ambos. Acoge dos personas, dos personalidades, dos ritmos, dos maneras de habitar el espacio, dos formas de sentir.
Esta vivienda es el retrato arquitectónico de una relación. Combina detalles y practicidad, vanguardia y nostalgia. Logra una combinación armoniosa de elementos neo-barrocos con Art Nouveau y otras tendencias emergentes.
My Frenchie Home encuentra en las diferencias armonía estética y a través de ella materializa una arquitectura emocional.
Espacio personalizado a dos voces, marcado por un tema único; My Frenchie Home se construye detalle a detalle como zona afectiva de encuentro.
Por iiarquitectos y arq.com.mx
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