Situado en una de las parcelas de la Exposición Universal de 1992 en Sevilla, un paisaje terciario saturado de singularidades altisonantes herencia de los pabellones de la Exposición, el concurso demandaba proyectar una serie de especialidades médicas proporcionales en superficie al capital invertido por cada una de ellas.
A partir de dicha proporcionalidad planteamos una sección a modo de diagrama de barras, configurando tres vacíos concatenados que conforman un gran espacio en torno al cual se desarrollan las circulaciones y la actividad del Centro. Surge así un volumen compacto, áspero y opaco al exterior y excavado en su interior, utilizando el vacío y la porosidad como materia fundamental de trabajo.
La arquitectura pasa a ser lo que está en medio, entre lo construido, haciendo nuestra la cita de Debussy: la música no está en las notas sino entre las notas. El vaciado se formaliza mediante la superposición de variaciones de plantas que poseen la misma porosidad repartida de modos distintos, generando patios, terrazas y vacíos. Las circulaciones transcurren paralelamente en los extremos, a un lado la de los pacientes y al otro la del personal médico, de modo que sólo llegan a encontrarse en las bandejas que conforman las especialidades y que flotan sobre el vacío interior.
Por iiarquitectos y arq.com.mx
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