El nuevo edifico para la Escuela de Diseño de la Universidad Católica, obra del arquitecto Sebastián Irarrázaval, corresponde a un edificio de 4 pisos se organiza en torno a dos patios de distinto carácter, generando nuevos espacios de mayor intimidad al interior del campus.
El edificio está recubierto de acero corten, material elegido para envejecer junto al edificio, en contraste con la combinación de hormigón y madera clara hacia el interior, que cualifica los espacios de salas y oficinas, patios y circulaciones.
La solución del edificio incorpora muchos pilares de pequeñas dimensiones, cualifica el recinto; la estructura segrega las áreas de circulación de las zonas de estancia y adicionalmente los pilares puntean el espacio otorgándole un ritmo y una medida.
Si fuéramos un poco más lejos, también podríamos decir que se trata de un espacio no sólo definido por sus bordes sino que también por lo que está dentro de sus límites: un carácter que está determinado por su condición de espacio denso.
La estructura de un edificio debe responder a las cargas estáticas y también a las cargas dinámicas como las del viento, pero tratándose de un edificio construido en Chile, debe responder especialmente a la de los sismos.
Los elementos estructurales que resisten estos movimientos dinámicos deben estar dentro o fuera de los recintos. Al estar fuera se liberan los recintos interiores de diagonales o muros resistentes, obteniendo en consecuencia interiores más flexibles. También se cualifican los espacios exteriores, ya que empiezan a estar colonizados por estos elementos expulsados del interior.
El edificio está recubierto de acero corten, material elegido para envejecer junto al edificio, en contraste con la combinación de hormigón y madera clara hacia el interior, que cualifica los espacios de salas y oficinas, patios y circulaciones.
La solución del edificio incorpora muchos pilares de pequeñas dimensiones, cualifica el recinto; la estructura segrega las áreas de circulación de las zonas de estancia y adicionalmente los pilares puntean el espacio otorgándole un ritmo y una medida.
Si fuéramos un poco más lejos, también podríamos decir que se trata de un espacio no sólo definido por sus bordes sino que también por lo que está dentro de sus límites: un carácter que está determinado por su condición de espacio denso.
La estructura de un edificio debe responder a las cargas estáticas y también a las cargas dinámicas como las del viento, pero tratándose de un edificio construido en Chile, debe responder especialmente a la de los sismos.
Los elementos estructurales que resisten estos movimientos dinámicos deben estar dentro o fuera de los recintos. Al estar fuera se liberan los recintos interiores de diagonales o muros resistentes, obteniendo en consecuencia interiores más flexibles. También se cualifican los espacios exteriores, ya que empiezan a estar colonizados por estos elementos expulsados del interior.
Por iiarquitectos y arq.com.mx
0 comments:
Publicar un comentario