El reto de igualar el auge urbano logrado por Frank Gehry a través de su Museo Guggenheim en Bilbao pareciera ser una tarea, sino imposible, muy difícil. La difícil labor ha sido puesta en manos del connotado arquitecto autor del Centro Pompidou, obra que logró una considerable renovación y activación urbana en el desgastado centro de París en los años 70.
El viernes recien pasado, Renzo Piano explicó su proyecto para el Centro Botín, como un edificio para la cultura que cambiará la fisonomía urbana de la ciudad. El proyecto aún no ha comenzado sin embargo ya es objeto de controversia.
El cielo gris que por lo general cubre a Santander es para el arquitecto genovés Renzo Piano el manto perfecto para el futuro Centro Botín. Diseñado por él, el edificio cambiará sustancialmente la fisonomía de esta ciudad inequívocamente norteña, que gracias a esa luz plata (“muy sutil, que llega del lugar adecuado: el sur”) lucirá con todo su “generoso” esplendor. “Porque ya no es el tiempo para los excesos ni para la retórica en la arquitectura”, dice Piano. “Esta crisis es mala para los hombres pero buena para las construcciones, las volverá más morales, más sabias y más honestas”.
El edificio será una estructura voladiza que literalmente se suspenderá en el aire para abrirse al mar y estará recubierto de 360.000 piezas de cerámica de un color perla nacarado. Para su creador, una obra alejada de cualquier arrogancia. “No es un edificio de grandes dimensiones”, afirmó Piano. “Su tamaño y presupuesto son pequeños, lo importante es su intensidad, su tensión, su poesía”.
El proyecto costará 77 millones de euros, se construirá en 20 meses, creará 1.400 puestos de trabajo, se invertirá un presupuesto anual de más de 12 millones, y recibirá, según las estimaciones de sus impulsores, en torno a 200.000 visitantes al año.
El viernes recien pasado, Renzo Piano explicó su proyecto para el Centro Botín, como un edificio para la cultura que cambiará la fisonomía urbana de la ciudad. El proyecto aún no ha comenzado sin embargo ya es objeto de controversia.
El cielo gris que por lo general cubre a Santander es para el arquitecto genovés Renzo Piano el manto perfecto para el futuro Centro Botín. Diseñado por él, el edificio cambiará sustancialmente la fisonomía de esta ciudad inequívocamente norteña, que gracias a esa luz plata (“muy sutil, que llega del lugar adecuado: el sur”) lucirá con todo su “generoso” esplendor. “Porque ya no es el tiempo para los excesos ni para la retórica en la arquitectura”, dice Piano. “Esta crisis es mala para los hombres pero buena para las construcciones, las volverá más morales, más sabias y más honestas”.
El edificio será una estructura voladiza que literalmente se suspenderá en el aire para abrirse al mar y estará recubierto de 360.000 piezas de cerámica de un color perla nacarado. Para su creador, una obra alejada de cualquier arrogancia. “No es un edificio de grandes dimensiones”, afirmó Piano. “Su tamaño y presupuesto son pequeños, lo importante es su intensidad, su tensión, su poesía”.
El proyecto costará 77 millones de euros, se construirá en 20 meses, creará 1.400 puestos de trabajo, se invertirá un presupuesto anual de más de 12 millones, y recibirá, según las estimaciones de sus impulsores, en torno a 200.000 visitantes al año.
Por iiarquitectos y arq.com.mx
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