Situada en una colina a pocos kilómetros de Montreal, Canadá, esta casa de vacaciones se asienta entre el bosque y el claro, al final de un camino bruñido por el tiempo.
El reto del estudio Blouin Tardif Architecture-Environnement consistía en evocar la arquitectura vernácula desde una perspectiva contemporánea e integrar el edificio en el paisaje. Ambas cosas se consiguen con un techo a dos aguas, que evoca un granero, y utilizando madera para revestir unas formas simples.
El nivel inferior se abre hacia el sur. En invierno, sin hojas, los árboles dejan que penetre la luz en el interior de la vivienda, mientras que en verano la cubren de sombra. El techo en madera de cedro aporta calidez, el azul en la entrada es el guiño más contemporáneo y la terraza en voladizo subraya la estética actual.
Por iiarquitectos y arq.com.mx
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