Esta vivienda en Orihuela, Alicante, España, se retuerce buscando la naturaleza. La casa K mira a las montañas, se asoma por encima de sus limitaciones.
Es, además, un trabajo que reflexiona sobre la relación entre arquitectura y agua, sobre el concepto de piscina privada y su relación en un entorno urbano de baja densidad. “Es una reflexión que debemos hacer en un contexto como el Levante español para conseguir un giro hacia una arquitectura sostenible”, señala su arquitecto, Joaquín Alvado Bañón.
“La ciudad se introduce en la arquitectura, la calle se transforma en rampa y agua. Resulta extraña pero difícil de recomponer en sus límites; es ciudad, pero también paisaje; es espacio privado, pero también se apodera del espacio público de la calle.
Lo construido se refleja y fragmenta con el uso de los vidrios reflex en las carpinterías de acero”, continúa. Tres cuerpos independientes se funden en un único proyecto. Cada uno tiene su personalidad, su privacidad. Los encuentros tienen lugar horizontal y verticalmente a través de escaleras, un puente Y y dobles alturas, propiciando las relaciones inesperadas y las buscadas.
Por iiarquitectos y arq.com.mx
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