Un terreno con una fuerte inclinación, situado entre la ruta de acceso y la playa, 9 metros más abajo, da lugar a un proyecto singular. La casa se articula en tres plantas independientes unidas por una escalera exterior, que sirve de vínculo entre el acceso vehicular en la parte alta y el acceso a la playa.
La organización del programa ofrece una autonomía funcional vertical donde los padres ocupan la planta alta y los hijos la planta baja, separados por la "planta social", lugar de encuentro entre las dos generaciones. Al exterior los muros se disocian para crear diferentes maneras de relacionarse con el paisaje marino y enriquecer la vista unívoca producida por la fuerte declividad del terreno.
Por iiarquitectos y arq.com.mx
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