La familia Gooden-Nahome quería crear su hogar en la costa del Pacífico de Costa Rica, donde al fin encontró un sitio increíble con vista al mar. Encargado al arquitecto Benjamín García Saxe, el mayor obstáculo que se encontró fue que el lugar tiene una pendiente muy pronunciada y la vista del océano se captura solamente en la parte media-superior del terreno.
La familia Gooden-Nahome quería crear su hogar en la costa del Pacífico de Costa Rica, donde al fin encontró un sitio increíble con vista al mar. Encargado al arquitecto Benjamín García Saxe, el mayor obstáculo que se encontró fue que el lugar tiene una pendiente muy pronunciada y la vista del océano se captura solamente en la parte media-superior del terreno.
No fue un aspecto negativo para el estudio, sino que vieron la oportunidad de explorar una arquitectura que fuera apropiada para este tipo de condiciones. Para empezar, se exploró la posibilidad de crear grandes muros de contención, con el fin de colocar la casa en el terreno, lo cual es una técnica comúnmente usada por la mayoría de las casas de la zona
Al final, se decidió hacer exactamente lo contrario, permitiendo a la pendiente, la tierra, la vegetación, el agua y los animales fluir debajo de la casa. Se colocó la casa en el aire y al hacer esto se consiguió ahorrar en el inmenso costo de la creación de muros de contención. Esta decisión, casi que de sentido común, creó una intervención muy ligera, que le permite al terreno respirar mientras que proporciona una espectacular vista al mar desde la ubicación clave en el sitio.
Por iiarquitectos y arq.com.mx
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