Construida en la década de 1970, en Tel Aviv (Israel), era una casa de interiores estrechos y oscuros, con techos bajos. Como demolerla y hacer algo nuevo no era posible por falta de presupuesto, el estudio Amitzi Architects se afanó en buscar la luz.
Se decidió, por tanto, por iluminar el interior haciendo huecos más grandes en la fachada y desmontando particiones interiores. El vestíbulo se llena ahora de luz gracias a los nuevos ojos de buey abiertos en su techo.
La cocina se reorganizó para colocar el comedor frente a una puerta corrediza de vidrio que da a una terraza exterior y un jardín. En la actualidad, un eje atraviesa toda la longitud de la planta baja; permite vistas profundas y canaliza una ventilación natural.
Este eje da la ilusión de que hay espacio mucho mayor que los reales 75 metros cuadrados. Las habitaciones de la planta de arriba se organizan alrededor de una sala interior sin ventanas, que ocupa un antiguo patio. La luz natural penetra a través de una claraboya, lo que ha llevado a utilizar este espacio como un estudio.
Por iiarquitectos y arq.com.mx
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