Diseñada por Cleaa Claudio Lucchin y architetti associati como la extensión de la escuela profesional. La idea de no alterar el antiguo contexto arquitectónico del convento de Capuchinos – protegido por la Asociación de patrimonio nacional – fue el gatillante de crear un “escuela subterránea apéndice”.
Se excavaron cuatro niveles, lo correspondiente a 17 metros bajo tierra, donde se distribuyen 9 salas, 6 talleres, un jardín de invierno y una sala de servicio.
Este gran desafío llevó a los arquitectos a resolver los problemas consiguientes no sólo como estructurales, sino también como temas particularmente ambientales.
La conexión entre el edificio antiguo y el nuevo es a través de un corredor existente ubicado en el primer piso. Iluminada a través de grandes ventanales, y rodeada por un muro que actúa como telón de fondo escénico, esta extensión se muestra como el único y nuevo elemento arquitectónico visible por encima de la tierra. El diseño de la iluminación es uno de los temas principales de la intervención: el uso constante de superficies acristaladas, las grandes lucarnas y los muros de cristal de las salas, permite que la luz natural entre todos los espacios internos, al mismo tiempo que permite una continua conexión visual con el exterior.
La humedad interior se ha eliminado insertando en los muros varias capas que consisten en aislación, cubierta y enlucido de yeso en spray, que también proporciona protección contra la entrada de gas radón, un peligro al que se ve enfrentada la subterránea construcción.
Por iiarquitectos y arq.com.mx
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