Tempelhof, uno de los primeros aeropuertos urbanos europeos, será convertido en una nueva biblioteca central para la ciudad de Berlín. Fueron elegidas dos propuestas y la obra empezará en 2016.
Uno de los primeros aeropuertos urbanos de Europa, Tempelhof, hizo historia cuando los aliados occidentales lo utilizaron para quebrar el bloqueo soviético a Berlín Occidental en 1948. Pero desde su cierre en 2008, los políticos de la capital alemana no saben muy bien qué hacer con él.
Ahora el lugar va a ser transformado de monumento histórico en centro de educación histórica: el miércoles 18 de diciembre el senado de la ciudad presentó dos diseños posibles para una nueva biblioteca central contigua a la pista de aterrizaje en desuso del aeropuerto.
Si alguno de los dos diseños se concreta, el edificio se convertirá en rival del Centro Pompidou de París: un “edificio proclama arquitectónica” con 3.200 asientos para lectores, galerías, espacios para eventos, restaurantes y una biblioteca infantil. El emblemático aeropuerto renacerá como un vibrante punto focal de la dispersa vida cultural de la ciudad.
Un diseño, realizado por el estudio Kohlmayer Oberst de Stuttgart, ha sido comparado con una “nave espacial de hormigón” por el diario berlinés Die Tageszeitung, debido a la forma alargada de la vieja terminal, que seguirá en pie. El arquitecto Jens Oberst dijo: “No suelen gustarme los gestos ampulosos pero un lugar tan histórico puede aceptarlos”.
El segundo diseño, elegido entre cuarenta proyectos, fue creación del estudio de arquitectura MOA de Zurich y, según el Berliner Zeitung, es un “cristal de vidrio”.
El senado de la ciudad elegirá entre las propuestas a comienzos del año próximo. La obra se iniciará en 2016 y llevará cinco años a un costo calculado en 270 millones de euros. Sus detractores ya insinúan que la suma final probablemente llegue casi al doble de ese pronóstico, con un mínimo de 500 millones de euros.
La senadora de desarrollo urbano de Berlín, Regula Luscher, dijo que el nuevo edificio –que uniría bajo el mismo techo la America Memorial Library y la biblioteca municipal de Breite Strasse- se convertiría en “un centro educativo abierto a personas de todo el espectro social”. Su construcción se completaría de inmediato con alojamiento para estudiantes y viviendas económicas, de las cuales el 50 por ciento costarían menos de 8 euros el metro cuadrado.
El proyecto no carece de críticos. Los políticos de la oposición, de los verdes a Die Linke, han insinuado que la biblioteca es un proyecto que responde a la vanidad del alcalde, Klaus Wowereit, y se usará sobre todo para atraer empresas a terrenos que actualmente están vacantes.
“Si uno quiere construir una biblioteca para la gente, ¿por qué no construirla donde está la gente?”, preguntó Alice Strover, ex secretaria de Cultura del senado de Berlín.
El centro cultural propuesto ya debe satisfacer grandes expectativas. Las bibliotecas centrales existentes de Berlín atraen a 5.000 visitantes diarios, pero el senador de Cultura Andre Schmitz vaticina que el nuevo edificio atraerá al doble, aproximadamente 3,5 millones de personas por año, más o menos la misma cifra que el Centro Pompidou.
La British Library de St Pancras, Londres, que a diferencia de la de Berlín, está abierta sólo a los miembros pero sirve de biblioteca de depósito legal para todo el país, recibe unos 4.000 visitantes por día.
Elevando aún más la apuesta, el senado de Berlín planea mantener la biblioteca abierta 16 horas diarias durante todos los días del año, lo que implicaría incumplir con la ley actual que establece que las bibliotecas y los comercios deben cerrar los domingos.
Además de sus adversarios políticos, muchos residentes de los barrios vecinos de Neukolln y Schoneberg se oponen a la biblioteca.
Tras el cierre del aeropuerto en 2010, el Parque Tempelhof se convirtió en espacio popular para los que pasean perros, remontan barriletes o patinan con rollers. Una petición que propone realizar un referéndum para mantener el parque tal como está reunió 103.000 firmas.
“Conforme la edificación de Berlín se vuelve más y más densa, necesitamos urgentemente espacios verdes como éste”, declaró Margarete Heitmuller, que inició la petición. Si se juntan suficientes firmas para el 13 de enero, habrá que hacer un referéndum el próximo verano, lo que podría hacer fracasar el proyecto por completo.
El otro gran proyecto edilicio de Wowereit, el nuevo aeropuerto de Berlín Brandenburgo, ya está complicado por tres años de demoras y costará por lo menos tres veces más que el presupuesto original. Puede que la vieja pista de aterrizaje sea necesaria después de todo.
Por iiarquitectos y arq.com.mx
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