El Hospital es un cúmulo de actividad y flujos sometido a continuos cambios. La cafetería original se hallaba en una situación precaria debida a su tamaño insuficiente, a la dificultad de sus accesos y a su escasa cualificación espacial.
La primera operación supone entender que el ámbito de la actuación es un espacio continuo, comprimido entre forjados allí donde se encontraba la cafetería original y expandido en su encuentro con el patio. A partir de aquí la intervención asume la extrañeza como punto de partida, decidimos insertar un único elemento continuo, plegado y quebrado que va definiendo, en contraposición con el perímetro del vacío disponible, el área de personal médico y una serie de patios que se convierten en nuevos objetos de contemplación evitando visiones hacia el área de hospitalización.
El parásito, rojo y brillante, funciona al medirse contra sus límites, es elemento ocupado y al mismo tiempo ocupante del vacío, posee una doble lectura de reverso y envés en función del lugar que ocupa el usuario. Esta pieza enrocada procura espacios más reducidos que favorecen la intimidad de las visiones y el control del ruido, se expande al salir al espacio del patio, modificando su sección de modo que cualifica distintos ámbitos asociados a distintas velocidades de estar, y se apoya sobre patas metálicas que acentúan su carácter de elemento introducido en el vacío confuso del sistema hospitalario.
Por iiarquitectos y arq.com.mx
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