En Febrero del 2003 tuvo lugar un concurso de arquitectura restringido para mejorar el funcionamiento del Banco que se situaba entre dos bloques de las calles de Estonia y Salaka.
Debemos admitir que nuestra primera tentación fue la trabajar una solución de objeto que se distinguiese claramente de su entorno y crear una galería independiente a pesar de su pequeño tamaño. La morfología espacial estaba excepcionalmente dispersa, durante el proceso del proyecto esta dispersión pasó a un segundo plano hasta que nos inclinamos hacia el extremo opuesto: la fragmentación dinámica.
El movimiento no se entiende aquí como una secuencia pulida. Convertimos su imagen en discontinuidades segmentadas en las que la percepción del movimiento derivaba de la alteración de fragmentos secuenciados, como en una películas. Por último pensamos la galería como una existencia virtual, un atajo por el que se pasa sólo por necesidad.
Por iiarquitectos y arq.com.mx
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