La ordenación general del proyecto surge fundamentalmente de la adecuación de éste a su entorno. Así, el edificio se retrasa en la parcela ofreciendo una plaza pública que sirve de antesala al propio edificio, y que conforma el acceso peatonal del mismo.
De esta manera y con el propio edificio salvando el desnivel existente entre las calles que limitan la actuación se da continuidad a la ciudad a fin de propiciar el acercamiento del ciudadano a un edificio público que, por tradición, está considerado como un lugar hermético e inaccesible.
Descripción del Edificio
El edificio está diseñado para ser un elemento funcional, que responda perfectamente al complejo programa de una comisaría clarificando los espacios de uso público, uso privado y sus elementos de relación.
Desde la ciudad, estos usos también se presentan de manera independiente pero interrelacionada, de modo que el proyecto se concibe desde la unidad de dichos elementos. Así, la zona de uso público se presenta como un zócalo o basamento pétreo del edificio; la zona de transición se materializa en una planta porticada y acristalada; y la zona de uso privado se resuelve con el cuerpo principal del edificio, un cubo de 30x30x15m que se levanta sobre los pilares de la zona de transición.
Desde la lejanía, la fachada confiere al edificio un aspecto rotundo, de bordes nítidos y aspecto masivo, mientras que desde la cercanía se puede observar que la piel no es más que un ligero velo, cuya transparencia permite unas magníficas vistas sobre la ciudad desde la privacidad, primando, por tanto, todos los puestos de trabajo de la comisaría.
Aunque desde el exterior el edificio se presenta con cierto carácter masivo y pesado, desde el interior se proyecta de manera bien distinta. Todos los espacios de trabajo vuelcan sobre el patio central, alrededor del cual se dispone un corredor a modo de distribuidor en cada una de las plantas desde el que se accede a las distintas dependencias administrativas. Todas las particiones interiores están realizadas con mamparas de vidrio, por lo que se crea un ambiente abierto donde la luz y las vistas atraviesan el interior de todo el edificio provocándose una relación bidireccional entre los visitantes y los trabajadores del edificio. Esta concepción del espacio interior sumada a un perímetro exterior de vidrio en todas las plantas provoca una relación exterior-interior que mejora sustancialmente las condiciones laborables de los usuarios del edificio.
El volumen de uso privado, definido claramente, pierde su carácter estanco con las cajas que vuelan desde el cubo a modo de miradores, y con una serie de terrazas y patios que aparecen en fachada. Los entrantes y terrazas que se configuran en fachada no sólo responden a espacios de esparcimiento de los trabajadores sino que son posibles espacios de ampliación del programa de la Comisaría. De este modo, el proyecto no sólo responde a las necesidades actuales de espacio, sino que prevé futuras ampliaciones, adecuándose a los requerimientos del mañana.
Doble Piel
La doble piel es un elemento fundamental del proyecto que subraya el edificio en el entorno. Permite la interconexión entre la ciudad y la comisaría, protegiendo el interior y propiciando unas condiciones más agradables (climatología, seguridad, etc.) para los visitantes y, sobre todo, para los trabajadores del edificio. A la vez, convierte al edificio de la Comisaría en una arquitectura de referencia del distrito.
La piel separa con delicadeza el exterior y el interior, pero también acerca la comisaría a la ciudad. El aluminio anodizado de esta piel hace que ésta se encuentre en continuo cambio, reaccionando a los propios cambios lumínicos del día y a las distintas estaciones del año. En el mismo sentido, los distintos grados de perforación de fachada hacen que ésta varíe en función de la posición del observador.
Por iiarquitectos y arq.com.mx
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