El estudio de Joan Puigcorbé, arraigado en Ripoll, Girona, diseñó la vivienda Altamira en Ciudad Colón, Costa Rica, donde la arquitectura se forjó como un lenguaje a través del cual se puede pronunciar “la armonía, la creatividad, la felicidad, la belleza, la poesía, la complejidad, la magia, la provocación y la cultura”.
Se trata de un viaje a través de una arquitectura bioclimática, que mira hacia el entorno inmediato, con múltiples posibilidades. “Un viaje a través de la materia y su ausencia. Un viaje a través de la luz, y sus variaciones. Un viaje a través de los sonidos y el silencio”.
Se establece una relación íntima con la topografía. Los diversos espacios se articulan entre patios de agua y vegetación, hasta que uno se acerca a la gran sala, que en un solo gesto se convierte en un gran porche, con una continuidad sin fisuras entre el interior y el exterior. Cada habitación tiene su propio espacio exterior y jardín privado, y se enlaza al mismo tiempo para abrir un camino común a través del paisaje.
La piscina actúa como bisagra entre el espacio construido y el jardín, con un horizonte visual que permite apreciar el valle del río Virilla, y más allá, los Tárcoles, hasta el golfo de Nicoya.
Por iiarquitectos y arq.com.mx
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