Situado el Valle del Tena, en el Pirineo Aragonés, el Balneario de Panticosa consta de un paraje natural privilegiado.
La condición cerrada del circo, en cuya base se encuentra el Balneario, delimita un espacio amplio y sobre todo vertical. Recogido, aislado y remoto podría ser un sitio tranquilo si no fuese por la expectante naturaleza que le rodea.
Las cumbres de las montañas en las que permanece la nieve todo el año anticipan otra característica del lugar, la presencia del agua. La nieve, el agua del deshielo torrencial de la primavera, quedan recogidas en el caudal del río Calderés que desemboca en el ibón de los Baños. Aun así la surgencia ubicua del agua nos sorprende, en forma de fuentes, arroyos y cascadas.
Este manantial, un agua mineral, sulfurosa y por lo tanto medicinal, hacen de la presencia del agua la protagonista del lugar. El proyecto, arrimado a la ladera este del circo, siempre ha estado mas cerca de la montaña, que de los edificios que le cercan.
“El proyecto propone que desde el interior del edificio el contacto con la naturaleza prevalezca y permite que los muros incluyan a la montaña en la composición volumétrica del edificio. El interior de las Termas gira en torno a dos espacios en los que la montaña se recorta y se funde con la arquitectura.
Queríamos que el espacio interior tuviera gran flexibilidad de movimiento y que el recorrido de los usuarios pudiese ser también circular. Igualmente el programa de la visita a las instalaciones de las TERMAS ofrece muchas oportunidades en sus recorridos diversos, cada usuario desarrollando su itinerario individual, perdiéndose en su excursión, y cuyo itinerario termina cuando reconoce que la visita le ha aportado cierta satisfacción al cuerpo y a la mente.
La condición casi laberíntica del interior se contrarresta con la condición luminosa de la fachada que ejerce un papel clave, ofreciéndose como referente imprescindible para la orientación del visitante. Los ventanales que dejamos estratégicamente ubicados para enmarcar vistas de los varios aspectos de la montaña y el circo, también marcan las orientaciones, desde los Picos del Infierno al oeste a la misma ladera frondosa en que nos encontramos empotrados. ”
Por iiarquitectos y arq.com.mx
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