Las estaciones y los aeropuertos han de favorecer a hacer el traslado más atractivo y alentador, no deben ser centros comerciales con autorización para embarcar" - Richard Rogers.
Con ocasión de la exposición titulada “Inside out” y dedicada a él y a sus obras por la Royal Academy de Londres, el arquitecto se ha manifestado en contra al actual interés de Aena y del Ministerio de Fomento de convertir los aeropuertos en centros comerciales para contrarrestar la inmensa deuda de 15.000 millones de euros que arrastra la empresa pública gestora de los aeropuertos españoles, casi la mitad de la misma contraída por la construcción de la T4 del aeródromo madrileño.
Rogers dice que, de construirla ahora, cambiaría algunas cosas. "En el momento que lo hicimos era lo que creímos adecuado... No diría que esté hecha a la perfección, hemos aprendido cosas. Aun así, yo prefiero la Terminal 4 de Barajas a la 5 de Londres, porque la 4 es un lugar más alegre y colorido, el problema son las largas distancias. La 5 está hecha en vertical; la 4 en horizontal porque teníamos mucho espacio, aunque es verdad que resulta un poco complicado acceder a las puertas de embarque".
“Parece que se ha logrado un consenso: la T4 de Barajas es la terminal más llamativa y colorida pero no la más práctica de entre los muchos aeropuertos de última generación. "Los colores me gustan, hay más que el blanco y el negro y no hay ninguna razón para que todos seamos grises. El contraste de colores genera movimiento, y eso, en un aeropuerto va muy bien porque por allí la gente se mueve, está de paso, en Barajas teníamos 1.4 kilómetros de distancias y optamos por utilizar los colores del arco iris, mejor que los del parchís. Los colores me dan vida; es mejor citarse en la columna rosa que en el número 66.
Los aeropuertos y las estaciones han de contribuir a hacer el viaje más interesante y estimulante, no deben ser centros comerciales con permiso para embarcar", concluye el arquitecto.
Por iiarquitectos y arq.com.mx
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