El mercado del arte está siempre en busca de nuevas ideas. Los prósperos galeristas de Berlín han dejado atrás el 'boom' de los artistas del este, el de los innovadores plásticos internacionales con menos de 30 años, y ahora se entregan al coleccionismo de arquitectura se ha convertido en una sólida tendencia entre los galeristas berlineses.
"En la última década, desde que la capital alemana se trasladó de Bonn a Berlín en 2000, esta ciudad se ha convertido en sí misma en una exposición de la mejor y más puntera arquitectura del mundo. Ahora estamos tomando conciencia de ello. No hay arquitecto que se precie que no haya tenido un proyecto aquí y eso ha despertado en el mercado del arte un interés por la arquitectura como objeto de coleccionismo que abre un nuevo mercado", explica Katharina von Reyme, periodista especializada.
Uno de los últimos ejemplos es la exposición que la galería Nodernhake ha organizado con pinturas y bocetos realizados por Zvi Hecker sobre sus propios proyectos arquitectónicos. Hecker, nacido en Polonia en 1931, pero siempre trabajando con un pie en Israel y otro en Berlín, diseñó entre 1990 y 1995 el proyecto de la Escuela Judía Heinz-Galinski, el característico edificio en espiral, cuya primera idea aparece en acrílicos que son adquiridos ahora por ávidos coleccionistas rusos.
Los bocetos de construcción cuelgan ya en paredes de coleccionistas codiciosos que añaden pruebas de materiales en sus vitrinas y que llegan incluso a comprar inmuebles como arte de sus colecciones. Hecker ha realizado acrílicos inspirados en el edificio que se han convertido en obras muy buscadas. "Los galeristas han hecho propuestas interesantes y comienzas a asociarse con empresas inmobiliarias para servir a sus clientes viviendas de diseño, sótanos reformados por firmas interesantes y también en edificios antiguos, del siglo XIX, que sirven para elaborar las colecciones en perspectiva", añade von Reymer.
Todo comenzó el año pasado 2012, cuando Isa Melsheimer y Roth Christopher convencieron a su galerista, Esther Schipper, para exponer en Berlín los diseños de Claude Parent, un arquitecto modernista utópico francés, explorador del plano inclinado, para lo que fue necesario traer un comisario de París y, posteriormente, asociarse con prestigiosas inmobiliarias galas que gestionaron compras de edificios de en las campiñas francesas.
Este fenómeno coincidió con la investigación de la Neuer Berliner Kunstverein Brandl Huber sobre el reciente desarrollo urbano de Berlín. Fue entonces cuando los galeristas de la capital alemana entraron en contacto con conceptos que les resultaron muy atractivos, como la gentrificación o restauración. El público se entusiasmó. Y este entusiasmo coincidió con un momento financiero sin precedentes, en el que la confianza en el euro se difumina, igual que la idea de seguridad asociada a la imagen de los grandes bancos.
Mientras el ahorrador alemán de a pie se ha vuelto hacia el 'ladrillo' como forma de inversión más segura, los coleccionistas alemanes se dan codazos por comprar inmuebles de firma. "Estoy seguro de que asistimos al nacimiento de un nuevo mercado del arte. Buscando paralelismos, pienso en la fotografía, que necesitó 150 años para convertirse completamente en un objeto artístico de mercado. Ya hay aquí coleccionistas de casas modernas y clásicas. ¿Por qué no también coleccionar jóvenes prometedores arquitectos, que a largo plazo serán más rentables? Berlín asume riesgos con soltura en materia de arte", dice Judy Lybke.
Éste presenta desde el 9 de abril su galería la instalación 'Lab intrínseca y artística', del aclamado y joven arquitecto Jürgen Mayer H, que antes de abrirse al público ha elevado ya inusitadamente los precios de las casas diseñadas por él en el sur de Alemania. "Pero ojo, no se trata de inversiones con criterio inmobiliario, sino con criterio artístico. Ésa es la peculiaridad que rige esta nueva esfera del coleccionismo", puntualiza Lybke.
Por iiarquitectos y arq.com.mx
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