En el año 2009, The Wall Street Journal encargó a la oficina William McDonough + Partners imaginar la casa sostenible del futuro.
Los arquitectos utilizaron –de manera bastante lógica- la naturaleza como fuente de inspiración.
Esta inspiración se pulió hasta el punto de decidir que la vivienda funcionaría como un árbol.
Al igual que los árboles, la casa aprovecha la luz solar para generar energía, proporciona hábitats naturales, captura carbono y produce oxígeno.
La captación de luz solar destinada a generar electricidad y agua caliente, se realiza a través de sus cubiertas envueltas por una fina capa fotosintética, tal como sucede con los vegetales.
Sus muros han pensado ser revestidos por una película aislante con la capacidad de auto-limpiarse, evitando la necesidad de mantención o reemplazo.
La estructura de la vivienda es compuesta de tubos de carbono, acompañados por una red subterránea de bombas de calor. Una metáfora de lo que sucede con el tronco y raíces de un árbol. Siguiendo con la misma tónica, cuando la vida útil de la casa termina, sus materiales están diseñados para ser fácilmente desmontados y reutilizados en otros proyectos, como un árbol que cae y se biodegrada en el suelo del bosque.
por iiarquitectos y arq.com.mx
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