La gran empresa Repsol no ha ubicado su nuevo cuartel general ni en la periferia capitalina ni en un edificio alto: ha construido un campus horizontal cerca de la estación de Atocha, obra de Rafael de La-Hoz recién inaugurada.
Esta obra se compone de cuatro edificios de cinco pisos, dispuestos alrededor de un gran patio, equipado con vegetación autóctona y cafetería, que propician la relación entre las casi 4.000 almas allí empleadas.
Más que de un campus abierto cabe pues hablar de un gran claustro, protegido del mundo exterior. Los cuatro edificios son cajas de cristal, abrazadas por un centenar de marcos estructurales de acero de 24 metros de alto (y 50 toneladas cada uno), que modulan la insolación y dan ritmo y uniformidad al edificio; una uniformidad que se interrumpe en las esquinas donde afloran las cajas de cristal, pintadas allí con los colores corporativos, aportando un contrapunto horizontal a la verticalidad de los marcos. “Ahí me he dejado llevar -dice De La-Hoz-, mostrando lo que aparece al cortar la sección, como si cortara un salchichón”.
Por iiarquitectos y arq.com.mx
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