El ritmo acelerado de la vida contemporánea y las frágiles economías exigen que la producción arquitectónica se lleve a cabo de manera más rápida y precisa.
Es por eso que en la actualidad el diseño arquitectónico, independientemente del estilo y la solución formal de un proyecto, tiene como prioridad la búsqueda de sistemas constructivos más eficientes, que permitan mayor economía de tiempos, materiales, costos de producción y de mantenimiento. El uso de sistemas prefabricados es una de las soluciones más adecuadas para ello.
Aunque desde finales del siglo XIX hubo ya la necesidad de optimizar los procesos de producción en la ingeniería y la arquitectura es en las dos décadas recientes que los sistemas prefabricados son cada vez más frecuentes sobre todo cuando se trata de proyectos de renovación tanto de pequeña como de mayor escala, ya que implican procesos de construcción secuenciados; es decir, de una industria que produce elementos en menor tiempo y con mayor eficiencia, lo que genera ahorros importantes. Así también, los sistemas prefabricados implican un menor impacto ambiental, mayor gasto energético y evitan en muchos casos los inconvenientes que supone el traslado de materiales y la construcción de elementos in-situ, pues llegan al lugar de la obra solamente para ser montados.
En la actualidad existen muchas formas de prefabricación y muchos escenarios posibles para llevar a cabo arquitecturas con estos sistemas constructivos, siendo uno de los más eficientes el de los contenedores portuarios que son adaptados como unidades habitables.
Las características estructurales y la resistencia de los contenedores portuarios han hecho de éstos un material muy socorrido por muchos arquitectos y constructores ya que pueden edificar en poco tiempo prácticamente todo tipo de inmuebles, siendo la única condición para ello que el diseño sea proyectado de forma modular.
En el contexto actual, en el que es cada vez más necesario que los constructores asuman una responsabilidad ecológica, los contenedores marítimos se han convertido en una extraordinaria opción, pues éstos suelen ser recolectados de los puertos de todo el mundo como un material de desecho.
Las arquitecturas hechas a base de contenedores portuarios son cada vez más frecuentes, sobre todo para proyectos de vivienda, oficinas y centros comerciales, ya que su estructura permite una construcción rápida y sencilla solamente mediante el ensamblaje, a la manera de gigantes piezas de lego.
El montaje de estas piezas requieren de una adecuación mínima para ser habitables, sobre de ellos, si acaso, se puede colocar algún recubrimiento para el aislamiento térmico o acústico; se pueden abrir vanos para colocar ventanas, domos o puertas o simplemente recubrir su superficie con algún material ornamental, todo dependiendo del uso que se les vaya a dar.
Por sus cualidades estructurales y formales, los contenedores son un material eficiente, funcional y de bajo costo que puede ser utilizado en diversos tipos de arquitectura de una manera elegante y original, un ejemplo es el proyecto realizado por el estudio de interiorismo belga Five AM cuyos integrantes utilizaron este material en las nuevas oficinas para las empresas belgas de impresión y correos Drukta y Formail.
Los interioristas de Five AM fueron contactados en 2012 por ambas empresas para que crearan una obra original y de bajo presupuesto que dejara al descubierto y de forma original sus actividades. El recurso para ello fueron los contenedores marítimos reciclados, que fueron colocados en el interior de una ex fábrica de textiles con una superficie de 4000 m2, ubicada en la localidad de Kortjrik, Bélgica.
Los contenedores marítimos además de cubrir las expectativas de los clientes del despacho, redujeron los tiempos y costos de la construcción e hicieron de las oficinas ejemplo de arquitectura derivada del reciclaje, tanto por el uso de los contenedores como por la transformación de la antigua fábrica de textiles en un espacio de oficinas.
En general el diseño de los espacios es sobrio y atractivo, cualidades que responden a las preferencias de las dos empresas. Para la imprenta en los interiores se aplicó un estilo más cálido con paredes de triplay y alfombras. La empresa de correos por su lado escogió un estilo más minimalista con paneles blancos de MDF.
Cada uno de los contenedores fue escogido por Five AM y adaptado según las necesidades de cada espacio. Así, los diseñadores del proyecto fueron incorporando ventanas para aumentar la visibilidad y juntando varios contenedores para los espacios más grandes. En cuanto al acabado exterior de los contenedores se optó por colores que contrastaban con el suelo de concreto pulido.
Aunque este concepto no es nuevo –no hay que olvidar que incluso hay firmas como Lot-Ek, especializadas en arquitecturas hechas a base de contenedores marítimos- el estudio de interiorismo Five AM ha conseguido en este proyecto una solución muy original, atractiva, económica y de bajo impacto ambiental, cualidades que son cada vez más necesarias para la creación arquitectónica del siglo XXI.
Por iiarquitectos y arq.com.mx
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