La ciudad de Astaná pertenece a una de las antiguas rutas de la seda, convirtiéndola en un punto de gran importancia dentro del continente europeo-asiático, además de por sus extensas redes ferroviarias.
La estación internacional de Astaná se transforma en un lugar especial para reunirse y dar la bienvenida.
A medida que avanzamos en la era de reducción de emisiones de carbono, las estaciones centrales se convierten en verdaderas catedrales ecológicas, con movimiento, luz y espacio.
Son un punto importante de entrada a una ciudad, representando un lugar de acogida y de bienvenida, además del transporte y el movimiento en todas sus escalas, tanto internacional como local.
La estación supone uno de los tres lugares cruciales dentro de Astaná, de está forma se convierte en núcleo para el movimiento y en un centro para actividades sociales, comercios, zonas de recreo, de encuentro y de bienvenida, además de un significar un punto de identificación para la ciudad.
La estación internacional de Astaná se transforma en un lugar especial para reunirse y dar la bienvenida.
A medida que avanzamos en la era de reducción de emisiones de carbono, las estaciones centrales se convierten en verdaderas catedrales ecológicas, con movimiento, luz y espacio.
Son un punto importante de entrada a una ciudad, representando un lugar de acogida y de bienvenida, además del transporte y el movimiento en todas sus escalas, tanto internacional como local.
La estación supone uno de los tres lugares cruciales dentro de Astaná, de está forma se convierte en núcleo para el movimiento y en un centro para actividades sociales, comercios, zonas de recreo, de encuentro y de bienvenida, además de un significar un punto de identificación para la ciudad.
Por iiarquitectos y arq.com.mx
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