Diseñado por el despacho Guedes + DeCampos en Pasos de Régua, Portugal, este hotel es un agasajo para todos los sentidos. El edificio se integra en el paisaje, dentro de un escalón excavado en la colina, produciendo un impacto mínimo sobre el mismo.
En principio el edificio fue diseñado como ampliación de las instalaciones de bodega, posteriormente se tomó la decisión de aunar las labores de producción y ocio, permitiendo al visitante tomar contacto con la cultura del vino.
El programa del hotel se define con una gran moderación, espacial y formal al mismo tiempo. Los espacios se dibujan en función de los usos, de la luz, de los lugares y, sobre todo, del bienestar del viajero. La decoración del hotel realza la tradición local y el patrimonio familiar de sus propietarios -una importante familia de la región- con esculturas y fotografías realizadas por ellos mismos. Para la construcción se han utilizado dos materiales principalmente: pizarra y hormigón. Ambos materiales le dan a las estancias un toque moderno y natural al mismo tiempo.
El entorno del edificio, considerado como patrimonio de la humanidad por la UNESCO, recibe un nuevo volumen condicionado por una pared larga e impresionante en la pizarra, que se basa una curva cerrada sobre el terreno, camuflándose en la ladera mostrándose sensible con un paisaje singular. En esta relación, entre lo que existe y lo que no existe, se encuentra la tensión del proyecto, relación de confrontación entre dos realidades, entre dos geometrías, entre dos tiempos.
En principio el edificio fue diseñado como ampliación de las instalaciones de bodega, posteriormente se tomó la decisión de aunar las labores de producción y ocio, permitiendo al visitante tomar contacto con la cultura del vino.
El programa del hotel se define con una gran moderación, espacial y formal al mismo tiempo. Los espacios se dibujan en función de los usos, de la luz, de los lugares y, sobre todo, del bienestar del viajero. La decoración del hotel realza la tradición local y el patrimonio familiar de sus propietarios -una importante familia de la región- con esculturas y fotografías realizadas por ellos mismos. Para la construcción se han utilizado dos materiales principalmente: pizarra y hormigón. Ambos materiales le dan a las estancias un toque moderno y natural al mismo tiempo.
El entorno del edificio, considerado como patrimonio de la humanidad por la UNESCO, recibe un nuevo volumen condicionado por una pared larga e impresionante en la pizarra, que se basa una curva cerrada sobre el terreno, camuflándose en la ladera mostrándose sensible con un paisaje singular. En esta relación, entre lo que existe y lo que no existe, se encuentra la tensión del proyecto, relación de confrontación entre dos realidades, entre dos geometrías, entre dos tiempos.
Por iiarquitectos y arq.com.mx
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