Los arquitectos Perkins + Hill han sido los encargados de desarrollar el proyecto para el Jardín Botánico y Centro de Visitantes VanDusen de Vancouver. El proyecto está diseñado para satisfacer el desafío de construcción de la “Vida”, siguiendo a la vez las exigencias del diseño sustentable.
El edificio es un paisaje ondulante de espacios interiores y exteriores que van en creciente aumento desde el suelo al nivel de cubierta.
Lo construido ofrece además, la posibilidad de una amplia superficie en la que podría crecer vegetación. De este modo, sería posible la reocupación de la tierra en la que se asienta el edificio, “devolviendo” al paisaje la tierra tomada prestada para asentarse.
Tal como lo estableció Le Corbusier en su manifiesta “los cinco puntos de una arquitectura moderna”. Donde señalaba que la superficie ocupada en planta por una edificación debía de ser devuelta a la naturaleza en forma de jardín en la cubierta del edificio, convirtiendo el espacio sobre la construcción en un ámbito aprovechable para el esparcimiento, que además permitía mantener condiciones de aislamiento térmico sobre las nuevas losas de hormigón.
El edificio también cuenta con numerosos sistemas pasivos y activos para la reutilización de los recursos renovables del sitio y de los residuos propios del edificio.
La forma del Centro de visitantes – como ya hemos dicho entonces - se encuentra un equilibrio entre arquitectura y paisaje. Compuesto por ondulantes “pétalos” sobre y entre una cubierta verde que flota por encima de la tierra apisonada todo esto sostenido por muros de hormigón, inspirado en una orquídea originaria. El techo y el plano de tierra están conectados por rampas que promueven el crecimiento ininterrumpido de la vegetación.
El edificio es un paisaje ondulante de espacios interiores y exteriores que van en creciente aumento desde el suelo al nivel de cubierta.
Lo construido ofrece además, la posibilidad de una amplia superficie en la que podría crecer vegetación. De este modo, sería posible la reocupación de la tierra en la que se asienta el edificio, “devolviendo” al paisaje la tierra tomada prestada para asentarse.
Tal como lo estableció Le Corbusier en su manifiesta “los cinco puntos de una arquitectura moderna”. Donde señalaba que la superficie ocupada en planta por una edificación debía de ser devuelta a la naturaleza en forma de jardín en la cubierta del edificio, convirtiendo el espacio sobre la construcción en un ámbito aprovechable para el esparcimiento, que además permitía mantener condiciones de aislamiento térmico sobre las nuevas losas de hormigón.
El edificio también cuenta con numerosos sistemas pasivos y activos para la reutilización de los recursos renovables del sitio y de los residuos propios del edificio.
La forma del Centro de visitantes – como ya hemos dicho entonces - se encuentra un equilibrio entre arquitectura y paisaje. Compuesto por ondulantes “pétalos” sobre y entre una cubierta verde que flota por encima de la tierra apisonada todo esto sostenido por muros de hormigón, inspirado en una orquídea originaria. El techo y el plano de tierra están conectados por rampas que promueven el crecimiento ininterrumpido de la vegetación.
Por iiarquitectos y arq.com.mx
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