La idea de avizorar un hotel flotando en el mar se asemeja más a un capítulo de la Isla de la Fantasía que a las construcciones que se mecen sobre las aguas de Aysén en la XI Región de nuestro país. Pero el ingenio de un grupo de astilleros de Puerto Montt, el diseño de la oficina de Sabbagh Arquitectos y la ingeniería adecuada para mantener flotando los cajones de hormigón, permitieron cambiarle el rostro a los fiordos del extremo sur.
Los sueños se hacen realidad en forma de hoteles flotantes, pertenecientes a la compañía Multiexport Foods, la quinta salmonera del mundo.
Aunque parezca una historia sencilla, el panorama inicial no parecía muy alentador. Sí, porque el encargo consistía en diseñar hoteles que cumplieran con los estándares ambientales de la compañía y a la vez ofrecieran confort a los usuarios, que permanecen hasta dos semanas en el mar. Todo, sobre bloques de hormigón de apenas 14×9 metros.
Así, los arquitectos se propusieron diseñar hoteles o habitabilidades que, tal como su nombre lo indica, entregaran óptimas condiciones de uso para quienes se encontraran en lugares remotos. Y para asegurarse de ofrecer lo mejor, la primera idea del proyecto consistió en desarrollar containers en base a módulos prefabricados que se ubicarían en tierra. Pero la prohibición de operar en zonas ambientales protegidas obligó a trasladar las construcciones al mar.
Los cajones o cascos de hormigón, que hacen las veces de la losa de construcción, consisten en superficies de hormigón armado rectangulares de 14×9 m, soportadas por vigas del mismo material. Las estructuras que permanecen bajo el agua se componen de un material especial, hormigón H30, de mayor resistencia y menor porosidad que otros hormigones, y que impide el paso del agua salina hacia la enfierradura, evitando la corrosión.





Los sueños se hacen realidad en forma de hoteles flotantes, pertenecientes a la compañía Multiexport Foods, la quinta salmonera del mundo.
Aunque parezca una historia sencilla, el panorama inicial no parecía muy alentador. Sí, porque el encargo consistía en diseñar hoteles que cumplieran con los estándares ambientales de la compañía y a la vez ofrecieran confort a los usuarios, que permanecen hasta dos semanas en el mar. Todo, sobre bloques de hormigón de apenas 14×9 metros.
Así, los arquitectos se propusieron diseñar hoteles o habitabilidades que, tal como su nombre lo indica, entregaran óptimas condiciones de uso para quienes se encontraran en lugares remotos. Y para asegurarse de ofrecer lo mejor, la primera idea del proyecto consistió en desarrollar containers en base a módulos prefabricados que se ubicarían en tierra. Pero la prohibición de operar en zonas ambientales protegidas obligó a trasladar las construcciones al mar.
Los cajones o cascos de hormigón, que hacen las veces de la losa de construcción, consisten en superficies de hormigón armado rectangulares de 14×9 m, soportadas por vigas del mismo material. Las estructuras que permanecen bajo el agua se componen de un material especial, hormigón H30, de mayor resistencia y menor porosidad que otros hormigones, y que impide el paso del agua salina hacia la enfierradura, evitando la corrosión.
Por iiarquitectos y arq.com.mx
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