Ubicado en el Monte de Kamakura, el terreno cuenta con una vista impresionante hacia la bahía de Sagami. Los arquitectos decidieron crear una pieza de arquitectura moderna en la que en cada detalle se transmite una estética japonesa única para los visitantes.
La casa consta de volúmenes rectangulares construidos de hormigón con un pigmento blanco fotocatalítico. Estos volúmenes se escalonan para crear un efecto de solapamiento que proyecta una sensibilidad moderna al mismo tiempo de incorporar una estética Oriental.
A medida que desciende la estrecha pendiente, frente al mar, los pilotes triangulares del acceso salen a la luz. Este enfoque de la construcción también habla de las características únicas del sitio.
El árbol/memorial plantado en el patio fuera del taller del primer piso, asegura un cierto grado de privacidad a esta área de la casa. La habitación incluye un baño con paredes de vidrio al otro lado de la planta baja, entregando una experiencia poco común mediante el uso de la vegetación circundante como un “paisaje prestado” al interior.
A diferencia de la privacidad de la primera planta, el segundo piso es un espacio abierto y luminoso. Los tamaños de las ventanas se calcularon para enmarcar las vistas panorámicas de los bosques y el mar, mientras que el mobiliario de cocina, almacenamiento y otros servicios fueron integrados ordenadamente en los muros perimetrales.
La característica más llamativa de esta casa, sin embargo, es el techo pentagonal, formado por acero y vigas de madera.
La casa consta de volúmenes rectangulares construidos de hormigón con un pigmento blanco fotocatalítico. Estos volúmenes se escalonan para crear un efecto de solapamiento que proyecta una sensibilidad moderna al mismo tiempo de incorporar una estética Oriental.
A medida que desciende la estrecha pendiente, frente al mar, los pilotes triangulares del acceso salen a la luz. Este enfoque de la construcción también habla de las características únicas del sitio.
El árbol/memorial plantado en el patio fuera del taller del primer piso, asegura un cierto grado de privacidad a esta área de la casa. La habitación incluye un baño con paredes de vidrio al otro lado de la planta baja, entregando una experiencia poco común mediante el uso de la vegetación circundante como un “paisaje prestado” al interior.
A diferencia de la privacidad de la primera planta, el segundo piso es un espacio abierto y luminoso. Los tamaños de las ventanas se calcularon para enmarcar las vistas panorámicas de los bosques y el mar, mientras que el mobiliario de cocina, almacenamiento y otros servicios fueron integrados ordenadamente en los muros perimetrales.
La característica más llamativa de esta casa, sin embargo, es el techo pentagonal, formado por acero y vigas de madera.
Por iiarquitectos y arq.com.mx
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