Desde comienzos del presente siglo, China ha destinado una gran cantidad de recursos para la creación urbana y arquitectónica en busca de una identidad contemporánea, hecho que ha promovido una auténtica revolución estética.
La arquitectura que en fechas recientes se ha llevado a cabo en China, ha dejado atrás las estructuras regionalistas de escala monumental que solían llevarse a cabo en épocas pasadas. La participación de arquitectos extranjeros en la configuración del escenario urbano y arquitectónico de China y el hecho de que Pekín alojara los Juegos Olímpicos del 2008, impulsaron el desarrollo de espectaculares e innovadoras edificaciones, e incluso convirtieron a este país en uno de los laboratorios arquitectónicos más importantes del siglo XXI.
Para entender la configuración de la arquitectura contemporánea, es ineludible analizar lo que sucede en China, pero no sólo la producción desarrollada por los arquitectos extranjeros, también es importante revisar las propuestas realizadas por los arquitectos locales, cuyas obras, si bien exponen una marcada influencia de las nuevas tendencias occidentales, aún conservan las raíces de la arquitectura y artes tradicionales.
Uno de los máximos representantes de la arquitectura china contemporánea es Wang Shu, quien ha sido galardonado con el premio Pritzker 2012, reconocimiento que ayudará a ampliar el concepto de contemporaneidad y dará otros referentes arquitectónicos a occidente, mostrando el trabajo de un creador que hasta hoy era poco conocido a nivel internacional.
El trabajo de Wang Shu asimila la esencia de la arquitectura vernácula y la reinterpreta y adapta a las necesidades de la vida actual. Sus diseños, de formas elegantes y delicadas, están inspirados en el arte pictórico chino, a través del cual ha podido acceder a la naturaleza. Así, su arquitectura responde sensiblemente a las circunstancias particulares del contexto donde se ubican.
La obra de Wang Shu, se encuentra principalmente en Hangzhou, lugar donde también se encuentra su estudio “Amateur Architecture Studio” que fundara junto con su esposa en el año de 1997. El nombre del despacho deriva de la idea de que “la arquitectura es algo espontáneo; es un hecho cercano a la vida cotidiana”.
Shu cree y reivindica la persistencia de la continuidad en la arquitectura, el peso de la tradición: una inquietud que despertó en él, según cuenta, cuando entre 1990 y 2000 trabajó exclusivamente junto a artesanos, adquiriendo un sólido conocimiento sobre métodos de construcción. De hecho, otro de los grandes intereses del despacho es, además de la interrelación entre naturaleza y arquitectura, es la exploración de la evolución de la arquitectura y la preservación de las estructuras y sistemas constructivos ancestrales, interés del que ha derivado un método de trabajo experimental, en el que ponen en juego tradición y modernidad, para superar así los límites entre pasado y presente.
Así también, el reciclaje es un concepto fundamental en su trabajo, el Museo de Historia de Ningbo (2005), uno de sus proyectos más importantes, es un ejemplo de ello, ya que fue configurado a partir de materiales de demolición procedentes de edificios destruidos por terremotos o tifones. Mediante el uso de estos materiales, logrando una riqueza textural y visual que “transmite antes la precisión del sentimiento que la perfección de la construcción”.
Entre sus obras también destaca el Youth Center de Haining (1990); la librería de Wenzheng College en la Universidad de Suzhou (2000) -proyecto que en 2004 recibiría el Architecture Art Award of China-; la Ceramic House en Jinhua (2006); los departamentos Vertical Courtyard en Hangzhou (2007); y el Campus Xiangshan en la Academia China de Arte (2007)
Para entender la configuración de la arquitectura contemporánea, es ineludible analizar lo que sucede en China, pero no sólo la producción desarrollada por los arquitectos extranjeros, también es importante revisar las propuestas realizadas por los arquitectos locales, cuyas obras, si bien exponen una marcada influencia de las nuevas tendencias occidentales, aún conservan las raíces de la arquitectura y artes tradicionales.
Uno de los máximos representantes de la arquitectura china contemporánea es Wang Shu, quien ha sido galardonado con el premio Pritzker 2012, reconocimiento que ayudará a ampliar el concepto de contemporaneidad y dará otros referentes arquitectónicos a occidente, mostrando el trabajo de un creador que hasta hoy era poco conocido a nivel internacional.
El trabajo de Wang Shu asimila la esencia de la arquitectura vernácula y la reinterpreta y adapta a las necesidades de la vida actual. Sus diseños, de formas elegantes y delicadas, están inspirados en el arte pictórico chino, a través del cual ha podido acceder a la naturaleza. Así, su arquitectura responde sensiblemente a las circunstancias particulares del contexto donde se ubican.
La obra de Wang Shu, se encuentra principalmente en Hangzhou, lugar donde también se encuentra su estudio “Amateur Architecture Studio” que fundara junto con su esposa en el año de 1997. El nombre del despacho deriva de la idea de que “la arquitectura es algo espontáneo; es un hecho cercano a la vida cotidiana”.
Shu cree y reivindica la persistencia de la continuidad en la arquitectura, el peso de la tradición: una inquietud que despertó en él, según cuenta, cuando entre 1990 y 2000 trabajó exclusivamente junto a artesanos, adquiriendo un sólido conocimiento sobre métodos de construcción. De hecho, otro de los grandes intereses del despacho es, además de la interrelación entre naturaleza y arquitectura, es la exploración de la evolución de la arquitectura y la preservación de las estructuras y sistemas constructivos ancestrales, interés del que ha derivado un método de trabajo experimental, en el que ponen en juego tradición y modernidad, para superar así los límites entre pasado y presente.
Así también, el reciclaje es un concepto fundamental en su trabajo, el Museo de Historia de Ningbo (2005), uno de sus proyectos más importantes, es un ejemplo de ello, ya que fue configurado a partir de materiales de demolición procedentes de edificios destruidos por terremotos o tifones. Mediante el uso de estos materiales, logrando una riqueza textural y visual que “transmite antes la precisión del sentimiento que la perfección de la construcción”.
Entre sus obras también destaca el Youth Center de Haining (1990); la librería de Wenzheng College en la Universidad de Suzhou (2000) -proyecto que en 2004 recibiría el Architecture Art Award of China-; la Ceramic House en Jinhua (2006); los departamentos Vertical Courtyard en Hangzhou (2007); y el Campus Xiangshan en la Academia China de Arte (2007)
Por iiarquitectos y arq.com.mx
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