Proveedor de extenso material para las bellas artes, durante siglos, el lejano oriente fue el territorio del imaginario de lo exótico.
Atrajo a los occidentales desde los tiempos de Marco Polo, personajes cuyas crónicas de viaje y otros escritos desataron el encanto y curiosidad de muchos europeos, quienes deslumbrados por las maravillas de aquellos lares atravesaron a pesar de la distancia y las inclemencias del tiempo la famosa “Ruta de la seda”(1), una extensa red de caminos que desde la antigüedad ha permitido el paso el intercambio comercial entre el continente asiático y el europeo.
Esta ruta, escenario de las aventuras más extraordinarias, ha sido durante siglos un importante corredor mercantil, por tal razón, desde 1993, la Unión Europea en el marco del proyecto Transport Corridor Europe Caucasus Asia ha invertido más de 150, 000,000 de euros en el saneamiento de sus carreteras e infraestructuras.
El proyecto más reciente, denominado como Silk Road Map Evolution (SMRE), tiene como intención reinventar, reinterpretar y revitalizar el camino de la seda mediante un ambicioso diseño que propone una nueva ruta, integrada por una estructura de 15,000 km de largo que se extenderá desde Venecia hasta Tokio atravesando más de veinte países.
Silk Road Map Evolution fue concebido como una ciudad global autosustentable que fusionará un nuevo sistema de comunicación vial, servicios comerciales y residenciales, a partir de la construcción de rascacielos sustentables ubicados a lo largo de la ruta y, por supuesto, el sistema ferroviario.
El diseño que dará forma a este colosal proyecto, que seguramente abrirá un nuevo capítulo en la historia de la región, fue realizado por la firma de arquitectura OFL y propone la construcción de una vía ferroviaria delineada con paneles fotovoltaicos que además de facilitar el comercio entre países y agilizar el tránsito, funcionará como generador de energía eléctrica y purificadora de aire.
Los rascacielos serán de tres tipos y tendrán una altura promedio de 400 metros. El sistema ferroviario, que será el más importante de la región, y por la distancia que recorre quizá también sea el más importante del mundo, estará integrado por una nueva línea de trenes comerciales de alta velocidad que viajarán sobre campos gravitatorios polarizados.
La cubierta o piel exterior de todo el complejo –incluyendo los rascacielos y túneles- se edificará con un innovador sistema constructivo, basado en un concreto “verde” elaborado con dióxido de titanio, material que además de que tiene la capacidad de reducir significativamente la contaminación del aire, permite la generación de aire puro–cerca de 500 litros de oxígeno al día por cada 200m2 de superficie- a partir de una reacción química derivada del uso de una clorofila sintética.
Es importante mencionar que la imagen exterior de la piel que recubrirá los edificios y las diferentes terminales dependerá de la ubicación geográfica, es decir, que los patrones geométricos y módulos que le darán forma a la piel serán distintos en cada país y región. El comportamiento de la cubierta, de alguna manera asemeja a los organismos vivos, ya que responde al clima clima, la humedad y la intensidad de la luz solar.
Esta enorme estructura autosustentable funcionará gracias a unos innovadores sistemas de generación de energía que trabajarán a partir de la propia energía generada por el movimiento de los trenes y la luz solar.
Así como la antigua ruta remite a lo exótico y se asocia con algunos de los más delicados objetos que han dado placer al hombre como la seda, el té, las especias y el perfume, el proyecto Silk Road Map Evolution es el reflejo de lo excéntrico, que en su arquitectura encarna la imagen del futuro. Por sus características, este proyecto confirma que oriente no ha dejado de ser la tierra del hedonismo, la fábrica de los objetos más exquisitos, pero sobre todo, que sigue siendo poseedor de los iconos arquitectónicos más extravagantes.
Atrajo a los occidentales desde los tiempos de Marco Polo, personajes cuyas crónicas de viaje y otros escritos desataron el encanto y curiosidad de muchos europeos, quienes deslumbrados por las maravillas de aquellos lares atravesaron a pesar de la distancia y las inclemencias del tiempo la famosa “Ruta de la seda”(1), una extensa red de caminos que desde la antigüedad ha permitido el paso el intercambio comercial entre el continente asiático y el europeo.
Esta ruta, escenario de las aventuras más extraordinarias, ha sido durante siglos un importante corredor mercantil, por tal razón, desde 1993, la Unión Europea en el marco del proyecto Transport Corridor Europe Caucasus Asia ha invertido más de 150, 000,000 de euros en el saneamiento de sus carreteras e infraestructuras.
El proyecto más reciente, denominado como Silk Road Map Evolution (SMRE), tiene como intención reinventar, reinterpretar y revitalizar el camino de la seda mediante un ambicioso diseño que propone una nueva ruta, integrada por una estructura de 15,000 km de largo que se extenderá desde Venecia hasta Tokio atravesando más de veinte países.
Silk Road Map Evolution fue concebido como una ciudad global autosustentable que fusionará un nuevo sistema de comunicación vial, servicios comerciales y residenciales, a partir de la construcción de rascacielos sustentables ubicados a lo largo de la ruta y, por supuesto, el sistema ferroviario.
El diseño que dará forma a este colosal proyecto, que seguramente abrirá un nuevo capítulo en la historia de la región, fue realizado por la firma de arquitectura OFL y propone la construcción de una vía ferroviaria delineada con paneles fotovoltaicos que además de facilitar el comercio entre países y agilizar el tránsito, funcionará como generador de energía eléctrica y purificadora de aire.
Los rascacielos serán de tres tipos y tendrán una altura promedio de 400 metros. El sistema ferroviario, que será el más importante de la región, y por la distancia que recorre quizá también sea el más importante del mundo, estará integrado por una nueva línea de trenes comerciales de alta velocidad que viajarán sobre campos gravitatorios polarizados.
La cubierta o piel exterior de todo el complejo –incluyendo los rascacielos y túneles- se edificará con un innovador sistema constructivo, basado en un concreto “verde” elaborado con dióxido de titanio, material que además de que tiene la capacidad de reducir significativamente la contaminación del aire, permite la generación de aire puro–cerca de 500 litros de oxígeno al día por cada 200m2 de superficie- a partir de una reacción química derivada del uso de una clorofila sintética.
Es importante mencionar que la imagen exterior de la piel que recubrirá los edificios y las diferentes terminales dependerá de la ubicación geográfica, es decir, que los patrones geométricos y módulos que le darán forma a la piel serán distintos en cada país y región. El comportamiento de la cubierta, de alguna manera asemeja a los organismos vivos, ya que responde al clima clima, la humedad y la intensidad de la luz solar.
Esta enorme estructura autosustentable funcionará gracias a unos innovadores sistemas de generación de energía que trabajarán a partir de la propia energía generada por el movimiento de los trenes y la luz solar.
Así como la antigua ruta remite a lo exótico y se asocia con algunos de los más delicados objetos que han dado placer al hombre como la seda, el té, las especias y el perfume, el proyecto Silk Road Map Evolution es el reflejo de lo excéntrico, que en su arquitectura encarna la imagen del futuro. Por sus características, este proyecto confirma que oriente no ha dejado de ser la tierra del hedonismo, la fábrica de los objetos más exquisitos, pero sobre todo, que sigue siendo poseedor de los iconos arquitectónicos más extravagantes.
Por iiarquitectos y arq.com.mx
0 comments:
Publicar un comentario