Convertida en una gran fiesta mundial de la cultura, la tecnología y la protección del medioambiente, la Exposición Universal de Shanghai, cuyo nombre significa literalmente Más arriba del mar, ha logrado conquistar en pocos días millones de corazones y transformarse en un encuentro inolvidable, en muchos casos irrepetible, por diversas razones.
Cuadragésima primera de su tipo, es la primera en que China es anfitriona, y también es la primera organizada por un país en vías de desarrollo, con lo que quebró así el dominio casi exclusivo de las grandes e industrializadas megalópolis occidentales como sede por excelencia de estos foros.
Como no podía ser de otra manera, China sorprendió al mundo con la espectacular inauguración de la Expo, por tener lugar en una urbe de arquitectura futurista ultramoderna, por la proverbial hospitalidad oriental y por el diseño caprichoso y extravagante de muchos de sus pabellones en una especie de Torre de Babel del siglo XXI.
Desde el mismo lema, Mejor ciudad, mejor vida, la Expo acumula igualmente méritos propios por ser también la primera dedicada a la ciudad en los 159 años de historia de las exposiciones mundiales, desde su versión inaugural en 1851, en el Parque Hyde de Londres, Inglaterra, conocida también como la Gran Exhibición.
El empleo masivo de fuentes energéticas renovables, con propuestas de autos y medios de transporte funcionando con ese principio, la utilización de la robótica en la vida moderna hasta nuevos conceptos para entender el espacio de las futuras urbes son algunas de las aristas que muestra este encuentro de civilizaciones.
LA CORONA ORIENTAL: PABELLÓN NACIONAL DE CHINA.
En este contexto son objeto de especial atención el género humano vinculado con el pluralismo de las culturas urbanas, la prosperidad de la economía urbana, la innovación tecnológica de las ciudades, la reforma de las comunidades urbanas y las interacciones entre el campo y la ciudad.
LA JOYA DEL ORIENTE: RETO DE CARA AL FUTURO
Casi una cuarta parte de las 1 000 ciudades más grandes del mundo están en China, donde la población urbana está aumentando rápidamente, según un informe estadístico de la ONU, que también indica que más de la mitad de la población mundial, es decir, unos 3 500 millones de personas, viven en ciudades, la mayoría en las zonas urbanas más grandes.
En 1980 solo había 51 urbes chinas con más de 500 000 habitantes, pero desde entonces esa cifra se ha cuadruplicado, hasta alcanzar las 236, y, según la ONU, en el 2025 China añadirá más de 100 ciudades a ese grupo.
Precisamente en La corona oriental, el emblemático y mayor pabellón de la Expo, el país anfitrión devela las claves de su impetuoso desarrollo económico y social desde los tiempos inmemoriales en que en esa nación predominaba la rueda de madera y la tracción animal, hasta el contexto actual de la magnificencia de ciudades como Beijing, Suzhou y la propia Shanghai. Tampoco esconde sus problemas y muestra algunos de los caminos para enfrentar desafíos tales como el negativo impacto ambiental resultante de una acelerada industrialización.
Sobre el particular, Wang Lina, de 27 años y de la ciudad de Tianjin, expresa: "Los chinos nos sentimos orgullosos de este evento. La Expo es una buena oportunidad para que nuestros ciudadanos puedan conocer más de cerca el mundo y establecer amistad. En particular me interesan las posibilidades de la alta tecnología".
PABELLONES NACIONALES, AMÉRICA LATINA Y CUBA
Haibao, la mascota azul de la Expo, saluda con el inconfundible Ni Hao (hola) a cada visitante. Son en total más de 190 países y casi 60 organismos internacionales los presentes aquí, que convierten ya a la Expo de Shanghai en la mayor de su tipo celebrada hasta el momento.
Desde su apertura oficial el primer día de mayo hasta las 13 horas del pasado día 3, el Parque de la Exposición Universal recibió 550 000 visitantes y de seguir ese ritmo llegará a los esperados 70 millones de visitantes en los más de 180 días en que estará abierta, otra marca.
Algunas de las exposiciones universales pasaron a la historia por haber dejado obras arquitectónicas como la Torre Eiffel en París o la Aguja Espacial en Seattle, o por haber introducido al gran público adelantos como la televisión y la luz eléctrica.
Pero en Shanghai todas las miradas estarán puestas sobre el espacio de 5,3 kilómetros cuadrados que alberga el evento.
Llama la atención el diseño ultra sofisticado de varios de los pabellones nacionales, algunas con propuestas ecológicas sui generis, como la imponente Catedral de Semillas británica —con unas 60 000 varillas de acrílico que se mueven y capturan la luz—, el cesto gigante de mimbre llevado por España o la pirámide invertida de color rojo de China.
Los organizadores de la Expo Universal confirmaron la participación en el evento de los 33 países latinoamericanos y caribeños, que estarán presentes en ocho pabellones nacionales y dos conjuntos en la zona C del recinto de la muestra.
El Pabellón cubano, una moderna edificación de cristales, en cuyo exterior predominan los colores rojo y azul, tiene como vecinas inmediatas las propuestas de Venezuela, Chile y México.
Su entrada no podía ser otra que un portal, elemento típico de la arquitectura cubana, que da paso a una tradicional plaza, dominada por una foto mural gigante de nuestra querida Habana.
Carlos Miguel Pereira, embajador cubano en China y comisario general de la Isla ante la feria, dijo a Granma que la muestra ha tenido una gran aceptación.
"Nuestro lema principal, Una ciudad para todos, se basa en las oportunidades que se brindan con equidad a cada uno de sus habitantes, a quienes se les propicia una participación activa en la edificación y transformación de la ciudad, independientemente de su status social, raza, género, cultura, religión, etnia y nivel intelectual."
"También presentamos las experiencias que hemos ido acumulando en Cuba en los programas de rehabilitación del Centro Histórico de La Habana y la manera en que se trabaja desde el punto de vista comunitario la vida en la ciudad. Además, ofrecemos una visión de nuestra realidad económica, política y social", afirmó.
Allí el visitante podrá tomarse un demandado mojito, degustar un buen Habano y entrar en contacto con los más recientes logros científicos, sociales y culturales de nuestro verde y alargado Caimán.
Cuadragésima primera de su tipo, es la primera en que China es anfitriona, y también es la primera organizada por un país en vías de desarrollo, con lo que quebró así el dominio casi exclusivo de las grandes e industrializadas megalópolis occidentales como sede por excelencia de estos foros.
Como no podía ser de otra manera, China sorprendió al mundo con la espectacular inauguración de la Expo, por tener lugar en una urbe de arquitectura futurista ultramoderna, por la proverbial hospitalidad oriental y por el diseño caprichoso y extravagante de muchos de sus pabellones en una especie de Torre de Babel del siglo XXI.
Desde el mismo lema, Mejor ciudad, mejor vida, la Expo acumula igualmente méritos propios por ser también la primera dedicada a la ciudad en los 159 años de historia de las exposiciones mundiales, desde su versión inaugural en 1851, en el Parque Hyde de Londres, Inglaterra, conocida también como la Gran Exhibición.
El empleo masivo de fuentes energéticas renovables, con propuestas de autos y medios de transporte funcionando con ese principio, la utilización de la robótica en la vida moderna hasta nuevos conceptos para entender el espacio de las futuras urbes son algunas de las aristas que muestra este encuentro de civilizaciones.
LA CORONA ORIENTAL: PABELLÓN NACIONAL DE CHINA.
En este contexto son objeto de especial atención el género humano vinculado con el pluralismo de las culturas urbanas, la prosperidad de la economía urbana, la innovación tecnológica de las ciudades, la reforma de las comunidades urbanas y las interacciones entre el campo y la ciudad.
LA JOYA DEL ORIENTE: RETO DE CARA AL FUTURO
Casi una cuarta parte de las 1 000 ciudades más grandes del mundo están en China, donde la población urbana está aumentando rápidamente, según un informe estadístico de la ONU, que también indica que más de la mitad de la población mundial, es decir, unos 3 500 millones de personas, viven en ciudades, la mayoría en las zonas urbanas más grandes.
En 1980 solo había 51 urbes chinas con más de 500 000 habitantes, pero desde entonces esa cifra se ha cuadruplicado, hasta alcanzar las 236, y, según la ONU, en el 2025 China añadirá más de 100 ciudades a ese grupo.
Precisamente en La corona oriental, el emblemático y mayor pabellón de la Expo, el país anfitrión devela las claves de su impetuoso desarrollo económico y social desde los tiempos inmemoriales en que en esa nación predominaba la rueda de madera y la tracción animal, hasta el contexto actual de la magnificencia de ciudades como Beijing, Suzhou y la propia Shanghai. Tampoco esconde sus problemas y muestra algunos de los caminos para enfrentar desafíos tales como el negativo impacto ambiental resultante de una acelerada industrialización.
Sobre el particular, Wang Lina, de 27 años y de la ciudad de Tianjin, expresa: "Los chinos nos sentimos orgullosos de este evento. La Expo es una buena oportunidad para que nuestros ciudadanos puedan conocer más de cerca el mundo y establecer amistad. En particular me interesan las posibilidades de la alta tecnología".
PABELLONES NACIONALES, AMÉRICA LATINA Y CUBA
Haibao, la mascota azul de la Expo, saluda con el inconfundible Ni Hao (hola) a cada visitante. Son en total más de 190 países y casi 60 organismos internacionales los presentes aquí, que convierten ya a la Expo de Shanghai en la mayor de su tipo celebrada hasta el momento.
Desde su apertura oficial el primer día de mayo hasta las 13 horas del pasado día 3, el Parque de la Exposición Universal recibió 550 000 visitantes y de seguir ese ritmo llegará a los esperados 70 millones de visitantes en los más de 180 días en que estará abierta, otra marca.
Algunas de las exposiciones universales pasaron a la historia por haber dejado obras arquitectónicas como la Torre Eiffel en París o la Aguja Espacial en Seattle, o por haber introducido al gran público adelantos como la televisión y la luz eléctrica.
Pero en Shanghai todas las miradas estarán puestas sobre el espacio de 5,3 kilómetros cuadrados que alberga el evento.
Llama la atención el diseño ultra sofisticado de varios de los pabellones nacionales, algunas con propuestas ecológicas sui generis, como la imponente Catedral de Semillas británica —con unas 60 000 varillas de acrílico que se mueven y capturan la luz—, el cesto gigante de mimbre llevado por España o la pirámide invertida de color rojo de China.
Los organizadores de la Expo Universal confirmaron la participación en el evento de los 33 países latinoamericanos y caribeños, que estarán presentes en ocho pabellones nacionales y dos conjuntos en la zona C del recinto de la muestra.
El Pabellón cubano, una moderna edificación de cristales, en cuyo exterior predominan los colores rojo y azul, tiene como vecinas inmediatas las propuestas de Venezuela, Chile y México.
Su entrada no podía ser otra que un portal, elemento típico de la arquitectura cubana, que da paso a una tradicional plaza, dominada por una foto mural gigante de nuestra querida Habana.
Carlos Miguel Pereira, embajador cubano en China y comisario general de la Isla ante la feria, dijo a Granma que la muestra ha tenido una gran aceptación.
"Nuestro lema principal, Una ciudad para todos, se basa en las oportunidades que se brindan con equidad a cada uno de sus habitantes, a quienes se les propicia una participación activa en la edificación y transformación de la ciudad, independientemente de su status social, raza, género, cultura, religión, etnia y nivel intelectual."
"También presentamos las experiencias que hemos ido acumulando en Cuba en los programas de rehabilitación del Centro Histórico de La Habana y la manera en que se trabaja desde el punto de vista comunitario la vida en la ciudad. Además, ofrecemos una visión de nuestra realidad económica, política y social", afirmó.
Allí el visitante podrá tomarse un demandado mojito, degustar un buen Habano y entrar en contacto con los más recientes logros científicos, sociales y culturales de nuestro verde y alargado Caimán.
Por arq.com.mx
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