La perspectiva, las proyecciones ortogonales, los croquis, las maquetas y, más recientemente, los dibujos digitales, son abstracciones que buscan plasmar a escala y con precisión los espacios que se van a construir. Actualmente, los diferentes programas para dibujar, están transformando de manera radical, además de la manera de dibujar, la manera en que se concibe y resuelve un proyecto arquitectónico.
Desde los primeros años de vida, el ser humano utiliza de manera intuitiva el dibujo y las maquetas para darle cuerpo a sus pensamientos. Junto con los gestos y la voz, ambos recursos son algunas de las formas de expresión más tempranas, que nos ayudan a describir imágenes del mundo que nos rodea, explicar sus formas y hasta realizar asociaciones.
Un niño antes de aprender a escribir, traza líneas, puntos u otra infinidad de marcas sobre alguna superficie para plasmar diversas formas que simbolizan a: su familia, los amigos, las mascotas, los juguetes, la casa, la escuela, etc. Así también, cualquier pequeño trozo de madera, un montón de piedras, un pedazo de arcilla o cualquier otro tipo de material, le permiten poner al descubierto su cotidianidad. De esta forma, tanto el dibujo como las maquetas se convierten un modo primario de comunicación, que a partir de los materiales y formas más simples transmiten tanto ideas como emociones.
Podemos decir que, el dibujo, representado sobre una superficie plana o en un modelo tridimensional, es un acto natural en el que se conectan el pensamiento, el ojo y la mano para hacer visible cualquier imagen; es el medio más directo para darle forma a las ideas.
El dibujo técnico que, desde hace más de cien años, utilizamos tanto diseñadores, arquitectos e ingenieros, es un lenguaje que, al igual que el dibujo que realizabamos desde niños, busca representar visualmente ideas de algo que no existe.
Los símbolos y códigos que integran el dibujo constructivo tienen como finalidad la representación de los espacios y objetos lo más exactamente posible en forma y dimensiones. La perspectiva, las proyecciones ortogonales, los croquis, las maquetas y, más recientemente, los dibujos digitales, son abstracciones que buscan plasmar a escala y con precisión los espacios que se van a construir.
Actualmente, los diferentes programas para dibujar, están transformando de manera radical, además de la manera de dibujar, la manera en que se concibe y resuelve un proyecto arquitectónico.
Para muchos proyectistas la computadora, más allá de utilizarla para sustituir al dibujo técnico hecho a mano, se ha convertido en un espacio de pruebas del espacio físico, lo que, está detonando una verdadera revolución en la manera de crear y construir. La conexión entre el pensamiento, el ojo, la mano y el ratón del mouse son lo que en el presente siglo está haciendo visibles las fantasías de los nuevos creadores.
Los programas como AutoCAD y Revit han cumplido su misión como herramientas de dibujo, por ello ahora su evolución se ha orientado hacia el diseño arquitectónico. Las recientes versiones de estos programas aparecen como un instrumento para pensar y representar lo pensado, con el que el proyectista puede plasmar sus ideas de manera tan inmediata como lo hace un niño con un crayón sobre una hoja en blanco. Son más que programas para dibujar, plataformas para simular la realidad.
De ambos el que propone mayores innovaciones es Revit, enfocado a lo que se denomina como -Modelado de Información de Edificios [BIM]-. Revit permite a los usuarios modelar en 3D, obtener todas las fachadas, cortes y detalles de un edificio desde que comienzan a elaborar la planta. Lo que se hace con este programa es construir modelos 3D similares a los de los juegos de realidad virtual, en los que aparece una biblioteca de bloques, de la que con un simple click se toman los diferentes elementos arquitectónicos [muros, pisos, trabes, columnas, etc.], se seleccionan colores, texturas, materiales, mobiliarios, vegetación y todo lo necesario para darle forma y ambientación al espacio.
Esta manera de trabajar, reconfigura la relación entre lo concebido y lo construido, ya que abandona la preeminencia dada a la planta como generadora del proyecto; pues ya no se conciben los espacios en abstracto ni se resuelven de forma plana, sino directamente sobre modelos tridimensionales que se pueden detallar de manera inmediata.
Las nuevas herramientas digitales, además de transformar la forma de representación y creación, podrían simbolizar el primer desarrollo importante de la arquitectura desde los días del movimiento moderno, periodo en que esta disciplina experimentó uno de sus cambios más radicales.
Desde los primeros años de vida, el ser humano utiliza de manera intuitiva el dibujo y las maquetas para darle cuerpo a sus pensamientos. Junto con los gestos y la voz, ambos recursos son algunas de las formas de expresión más tempranas, que nos ayudan a describir imágenes del mundo que nos rodea, explicar sus formas y hasta realizar asociaciones.
Un niño antes de aprender a escribir, traza líneas, puntos u otra infinidad de marcas sobre alguna superficie para plasmar diversas formas que simbolizan a: su familia, los amigos, las mascotas, los juguetes, la casa, la escuela, etc. Así también, cualquier pequeño trozo de madera, un montón de piedras, un pedazo de arcilla o cualquier otro tipo de material, le permiten poner al descubierto su cotidianidad. De esta forma, tanto el dibujo como las maquetas se convierten un modo primario de comunicación, que a partir de los materiales y formas más simples transmiten tanto ideas como emociones.
Podemos decir que, el dibujo, representado sobre una superficie plana o en un modelo tridimensional, es un acto natural en el que se conectan el pensamiento, el ojo y la mano para hacer visible cualquier imagen; es el medio más directo para darle forma a las ideas.
El dibujo técnico que, desde hace más de cien años, utilizamos tanto diseñadores, arquitectos e ingenieros, es un lenguaje que, al igual que el dibujo que realizabamos desde niños, busca representar visualmente ideas de algo que no existe.
Los símbolos y códigos que integran el dibujo constructivo tienen como finalidad la representación de los espacios y objetos lo más exactamente posible en forma y dimensiones. La perspectiva, las proyecciones ortogonales, los croquis, las maquetas y, más recientemente, los dibujos digitales, son abstracciones que buscan plasmar a escala y con precisión los espacios que se van a construir.
Actualmente, los diferentes programas para dibujar, están transformando de manera radical, además de la manera de dibujar, la manera en que se concibe y resuelve un proyecto arquitectónico.
Para muchos proyectistas la computadora, más allá de utilizarla para sustituir al dibujo técnico hecho a mano, se ha convertido en un espacio de pruebas del espacio físico, lo que, está detonando una verdadera revolución en la manera de crear y construir. La conexión entre el pensamiento, el ojo, la mano y el ratón del mouse son lo que en el presente siglo está haciendo visibles las fantasías de los nuevos creadores.
Los programas como AutoCAD y Revit han cumplido su misión como herramientas de dibujo, por ello ahora su evolución se ha orientado hacia el diseño arquitectónico. Las recientes versiones de estos programas aparecen como un instrumento para pensar y representar lo pensado, con el que el proyectista puede plasmar sus ideas de manera tan inmediata como lo hace un niño con un crayón sobre una hoja en blanco. Son más que programas para dibujar, plataformas para simular la realidad.
De ambos el que propone mayores innovaciones es Revit, enfocado a lo que se denomina como -Modelado de Información de Edificios [BIM]-. Revit permite a los usuarios modelar en 3D, obtener todas las fachadas, cortes y detalles de un edificio desde que comienzan a elaborar la planta. Lo que se hace con este programa es construir modelos 3D similares a los de los juegos de realidad virtual, en los que aparece una biblioteca de bloques, de la que con un simple click se toman los diferentes elementos arquitectónicos [muros, pisos, trabes, columnas, etc.], se seleccionan colores, texturas, materiales, mobiliarios, vegetación y todo lo necesario para darle forma y ambientación al espacio.
Esta manera de trabajar, reconfigura la relación entre lo concebido y lo construido, ya que abandona la preeminencia dada a la planta como generadora del proyecto; pues ya no se conciben los espacios en abstracto ni se resuelven de forma plana, sino directamente sobre modelos tridimensionales que se pueden detallar de manera inmediata.
Las nuevas herramientas digitales, además de transformar la forma de representación y creación, podrían simbolizar el primer desarrollo importante de la arquitectura desde los días del movimiento moderno, periodo en que esta disciplina experimentó uno de sus cambios más radicales.
Por Arq.com.mx
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