Arquitectura bizantina
Conjunto de manifestaciones artísticas desarrolladas en el Imperio romano de Oriente. La capital de este estado fue Constantinopla, la antigua ciudad griega de Bizancio, que el emperador romano Constantino I el Grande refundo el año 330 con su. La duración del Imperio bizantino se prolongó durante casi 1.000 años, desde la caída del Imperio romano de Occidente en el año 476 hasta la toma de Constantinopla por los otomanos en 1453.
El arte y la arquitectura bizantinas evolucionaron para satisfacer las necesidades de la Iglesia ortodoxa. Los retratos de santos y vírgenes, representados en posición frontal, solían ser imágenes estilizadas. Aunque podían realizarse sobre distintos soportes, como pinturas murales o mosaicos, generalmente se pintaban sobre pequeñas tablas.
El arte bizantino nunca perdió por completo su herencia helenística, que de hecho se mantuvo como una fuente importante de inspiración y renovación, aunque en este proceso hubo que adoptar el carácter de la fe ortodoxa.
Los mosaicos fueron el método habitual para la decoración de las iglesias bizantinas. Estas representaciones, compuestas por pequeñas piezas ortoédricas o teselas de cristal coloreado o revestido con pan de oro, cubrían la superficie interior de los muros y las bóvedas, produciendo un misterioso efecto lumínico que se adaptaba perfectamente al carácter de la religión ortodoxa. Al mismo tiempo, su carácter suntuario simbolizaba la magnificencia de la corte imperial y el poder de su emperador, cabeza visible de la Iglesia ortodoxa.
Arquitectura
En el primer periodo bizantino se pueden distinguir dos tipos de iglesias: la basílica, compuesta por tres naves longitudinales de distinta altura y cubierta con una techumbre de madera a dos aguas, y la iglesia de planta centralizada organizada en torno a un espacio cubierto por una cúpula de material pétreo. El segundo modelo predominó hasta el final del Imperio bizantino.
El ejemplo culminante de la tipología centralizada es la basílica de Santa Sofía en Constantinopla, concluida el año 537 según el proyecto de Isidoro de Mileto y Antemio de Tralles.
El periodo protobizantino
Aunque en ocasiones el arte del siglo V se considera como el arte del primer periodo bizantino, es más exacto encuadrarlo en el seno de la antigüedad tardía. En este periodo se desarrolló la transición entre la tradición clásica del arte paleocristiano y el verdadero estilo bizantino, iniciado poco después del año 500, cuando los retratos de los cónsules asumieron el carácter hierático de los iconos religiosos. La edad de oro de este primer periodo bizantino coincide con el reinado del emperador Justiniano (527 al 565), constructor prolífico y mecenas de las artes.
Mosaicos
La evolución del arte bizantino durante el periodo de Justiniano se refleja en los distintos estilos de los mosaicos. Estos varían desde la austeridad de la La transfiguración de Cristo (c. 540), en el ábside de la iglesia monástica de Santa Catalina en el monte Sinaí (Egipto), al cortejo de mártires (mediados del siglo VI) de la basílica de San Apolinar Nuevo, en Ravena (Italia), que recuerdan las procesiones de figuras oferentes del arte antiguo del Oriente Próximo.
Arquitectura Prerrománica.
Se define como la sucesión y conglomerado variopinto de estilos artísticos del occidente europeo desde la caída del imperio romano de occidente y la eclosión del románico como arte unificador europeo.
Por tanto el término "prerrománico" abarca artes tan distintos como el ostrogodo, el irlandés, el anglosajón, el merovingio, el carolingio, el otoniano, el visigodo o visigótico, el asturiano, etc.
Por tal motivo, en el contexto europeo y en el particular español, el arte prerrománico debe básicamente considerarse como una etapa o periodo entre dos grandes momentos artísticos y culturales (romano y románico) y no un "estilo histórico" concreto y definido.
En España el arte prerrománico abarca una conflictiva sucesión e interrelación de tres estilos relacionados entre sí pero con distintos matices:
Visigodo,
Asturiano
Mozárabe.
El románico irrumpe en España como una arte nuevo y conformado que sustituye la tradición prerrománica española precedente.
Aclarado lo anterior y centrándonos en el panorama del prerrománico español que abarca desde el siglo VI hasta parte del XI, hemos de declarar que se trata de una etapa enmarañada y de estudio difícil, básicamente por dos razones:
La peculiar sucesión de acontecimientos históricos de la España alto medieval, con la invasión musulmana y caída del reino visigodo, la creación de la resistencia asturiana y el fenómeno del mozarabismo y repoblación. Todo ello genera disonancias y diversas interrelaciones muy difíciles de disecciones.
Las escasas muestras conservadas y la superposición de reformas sufridas que impiden conocer "modelos puros"
Desde la caída del Imperio Romano de Occidente hasta la irrupción del románico, tres estilos artísticos conforman el panorama artístico español alto medieval: visigodo, asturiano y mozárabe.
La arquitectura y arte visigodo ocupa teóricamente los siglos V, VI y VII. Decimos teóricamente por que durante mucho tiempo el arte predominante siguió siendo el hispano romano anterior.
Ostrogodos y lombardos
Los ostrogodos se asentaron en el norte de Italia y recibieron desde los comienzos la influencia del arte clásico en construcciones realizadas en piedra, en las que emplearon el arco de medio punto romano. Su monumento más representativo es el sepulcro de Teodorico I el Grande, levantado en Rávena a comienzos del siglo VI
En la segunda mitad del siglo VI llegaron a Italia los lombardos, cuyas primeras manifestaciones artísticas fueron unos relieves inspirados en la iconografía bizantina, como los frontales del altar de Cividale en Friuli (siglos VI y VIII).
Merovingios
Los merovingios desarrollaron en Francia una arquitectura de materiales pobres, como el ladrillo, en la que con frecuencia aprovecharon restos de construcciones romanas anteriores. Destacan las criptas, las basílicas y los baptisterios, como el de San Juan de Poitiers.
Sajones
Procedentes de Noruega, las tribus anglosajonas se afincaron en tierras inglesas, donde recibieron la influencia romana y la celta. Sus construcciones solían ser de madera, por lo que apenas se han conservado, aunque también edificaron alguna basílica en piedra, inspirada en los modelos paleocristianos, como la de Canterbury. Su expresión artística más característica fueron las cruces de piedra, utilizadas como hitos desde el siglo VI, como las de Ruthwell y Bewcastle
Visigodos
Los visigodos, originarios de Dinamarca y Suecia, se asentaron en el siglo V en la península Ibérica tras haber residido en Lombardía y luchado junto a los romanos en la frontera búlgara. En esa época aprendieron el latín y fueron cristianizados, aunque dentro de la corriente arriana, lo que influyó posteriormente en la concepción de sus templos y en los motivos decorativos de su arte. Se afincaron en España, con Toledo como centro, de manera pacífica, como un pueblo culto.
Conjunto de manifestaciones artísticas desarrolladas en el Imperio romano de Oriente. La capital de este estado fue Constantinopla, la antigua ciudad griega de Bizancio, que el emperador romano Constantino I el Grande refundo el año 330 con su. La duración del Imperio bizantino se prolongó durante casi 1.000 años, desde la caída del Imperio romano de Occidente en el año 476 hasta la toma de Constantinopla por los otomanos en 1453.
El arte y la arquitectura bizantinas evolucionaron para satisfacer las necesidades de la Iglesia ortodoxa. Los retratos de santos y vírgenes, representados en posición frontal, solían ser imágenes estilizadas. Aunque podían realizarse sobre distintos soportes, como pinturas murales o mosaicos, generalmente se pintaban sobre pequeñas tablas.
El arte bizantino nunca perdió por completo su herencia helenística, que de hecho se mantuvo como una fuente importante de inspiración y renovación, aunque en este proceso hubo que adoptar el carácter de la fe ortodoxa.
Los mosaicos fueron el método habitual para la decoración de las iglesias bizantinas. Estas representaciones, compuestas por pequeñas piezas ortoédricas o teselas de cristal coloreado o revestido con pan de oro, cubrían la superficie interior de los muros y las bóvedas, produciendo un misterioso efecto lumínico que se adaptaba perfectamente al carácter de la religión ortodoxa. Al mismo tiempo, su carácter suntuario simbolizaba la magnificencia de la corte imperial y el poder de su emperador, cabeza visible de la Iglesia ortodoxa.
Arquitectura
En el primer periodo bizantino se pueden distinguir dos tipos de iglesias: la basílica, compuesta por tres naves longitudinales de distinta altura y cubierta con una techumbre de madera a dos aguas, y la iglesia de planta centralizada organizada en torno a un espacio cubierto por una cúpula de material pétreo. El segundo modelo predominó hasta el final del Imperio bizantino.
El ejemplo culminante de la tipología centralizada es la basílica de Santa Sofía en Constantinopla, concluida el año 537 según el proyecto de Isidoro de Mileto y Antemio de Tralles.
El periodo protobizantino
Aunque en ocasiones el arte del siglo V se considera como el arte del primer periodo bizantino, es más exacto encuadrarlo en el seno de la antigüedad tardía. En este periodo se desarrolló la transición entre la tradición clásica del arte paleocristiano y el verdadero estilo bizantino, iniciado poco después del año 500, cuando los retratos de los cónsules asumieron el carácter hierático de los iconos religiosos. La edad de oro de este primer periodo bizantino coincide con el reinado del emperador Justiniano (527 al 565), constructor prolífico y mecenas de las artes.
Mosaicos
La evolución del arte bizantino durante el periodo de Justiniano se refleja en los distintos estilos de los mosaicos. Estos varían desde la austeridad de la La transfiguración de Cristo (c. 540), en el ábside de la iglesia monástica de Santa Catalina en el monte Sinaí (Egipto), al cortejo de mártires (mediados del siglo VI) de la basílica de San Apolinar Nuevo, en Ravena (Italia), que recuerdan las procesiones de figuras oferentes del arte antiguo del Oriente Próximo.
Arquitectura Prerrománica.
Se define como la sucesión y conglomerado variopinto de estilos artísticos del occidente europeo desde la caída del imperio romano de occidente y la eclosión del románico como arte unificador europeo.
Por tanto el término "prerrománico" abarca artes tan distintos como el ostrogodo, el irlandés, el anglosajón, el merovingio, el carolingio, el otoniano, el visigodo o visigótico, el asturiano, etc.
Por tal motivo, en el contexto europeo y en el particular español, el arte prerrománico debe básicamente considerarse como una etapa o periodo entre dos grandes momentos artísticos y culturales (romano y románico) y no un "estilo histórico" concreto y definido.
En España el arte prerrománico abarca una conflictiva sucesión e interrelación de tres estilos relacionados entre sí pero con distintos matices:
Visigodo,
Asturiano
Mozárabe.
El románico irrumpe en España como una arte nuevo y conformado que sustituye la tradición prerrománica española precedente.
Aclarado lo anterior y centrándonos en el panorama del prerrománico español que abarca desde el siglo VI hasta parte del XI, hemos de declarar que se trata de una etapa enmarañada y de estudio difícil, básicamente por dos razones:
La peculiar sucesión de acontecimientos históricos de la España alto medieval, con la invasión musulmana y caída del reino visigodo, la creación de la resistencia asturiana y el fenómeno del mozarabismo y repoblación. Todo ello genera disonancias y diversas interrelaciones muy difíciles de disecciones.
Las escasas muestras conservadas y la superposición de reformas sufridas que impiden conocer "modelos puros"
Desde la caída del Imperio Romano de Occidente hasta la irrupción del románico, tres estilos artísticos conforman el panorama artístico español alto medieval: visigodo, asturiano y mozárabe.
La arquitectura y arte visigodo ocupa teóricamente los siglos V, VI y VII. Decimos teóricamente por que durante mucho tiempo el arte predominante siguió siendo el hispano romano anterior.
Ostrogodos y lombardos
Los ostrogodos se asentaron en el norte de Italia y recibieron desde los comienzos la influencia del arte clásico en construcciones realizadas en piedra, en las que emplearon el arco de medio punto romano. Su monumento más representativo es el sepulcro de Teodorico I el Grande, levantado en Rávena a comienzos del siglo VI
En la segunda mitad del siglo VI llegaron a Italia los lombardos, cuyas primeras manifestaciones artísticas fueron unos relieves inspirados en la iconografía bizantina, como los frontales del altar de Cividale en Friuli (siglos VI y VIII).
Merovingios
Los merovingios desarrollaron en Francia una arquitectura de materiales pobres, como el ladrillo, en la que con frecuencia aprovecharon restos de construcciones romanas anteriores. Destacan las criptas, las basílicas y los baptisterios, como el de San Juan de Poitiers.
Sajones
Procedentes de Noruega, las tribus anglosajonas se afincaron en tierras inglesas, donde recibieron la influencia romana y la celta. Sus construcciones solían ser de madera, por lo que apenas se han conservado, aunque también edificaron alguna basílica en piedra, inspirada en los modelos paleocristianos, como la de Canterbury. Su expresión artística más característica fueron las cruces de piedra, utilizadas como hitos desde el siglo VI, como las de Ruthwell y Bewcastle
Visigodos
Los visigodos, originarios de Dinamarca y Suecia, se asentaron en el siglo V en la península Ibérica tras haber residido en Lombardía y luchado junto a los romanos en la frontera búlgara. En esa época aprendieron el latín y fueron cristianizados, aunque dentro de la corriente arriana, lo que influyó posteriormente en la concepción de sus templos y en los motivos decorativos de su arte. Se afincaron en España, con Toledo como centro, de manera pacífica, como un pueblo culto.
Por iiarquitectos
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