
Una atalaya situada en un territorio casi virgen, fronterizo entre África y Europa, con una gran riqueza paisajística y peculiaridad cultural. Una forma de vida rural y pesquera convive con los primeros colonizadores de la industria del turismo.
La vivienda se distribuye en cuatro plantas diferenciadas programáticamente. Todas ellas están conectadas visual y espacialmente por el principal elemento de comunicación vertical de la casa, la escalera, que arranca en la planta sótano y comunica sin discontinuidades con la cubierta. En la planta inferior se sitúa el garaje y pañol, donde se ubican los vehículos de la casa, tanto coches como lanchas de pesca y tablas de windsurf, y la sala de instalaciones.
En planta baja se distribuye el programa de dormitorios, el lavadero y el vestíbulo principal de entrada a la vivienda. La planta primera alberga la zona de día y principal de la casa, constituida por un espacio continuo y sin compartimentaciones formado por cocina, comedor, salón panorámico con mayor altura libre, vestíbulo y aseo de cortesía.
Tanto la cocina como el salón disponen de salida a una terraza respectivamente, desde la cocina a la terraza de invierno con vistas sobre el monte, y desde el salón, a la misma cota que éste, la terraza cubierta como mirador sobre el Mediterráneo.
En la cubierta se sitúa la terraza-solárium, con vistas panorámicas sobre todos los paisajes disponibles en las proximidades de la parcela. La vivienda se relaciona de una manera muy abierta con el exterior. A través de grandes paños acristalados, donde a través de puertas y ventanas comunican el interior con el exterior. Dando la posibilidad –en el caso de las grandes puertas- de transitar libremente por el recinto cerrado y el espacio abierto.


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