
Es entonces, donde a partir de la escasez de los medios inherente a estas edificaciones sociales y a través de una huida de la denostada marca genérica de las viviendas sociales, los arquitectos iniciaron una búsqueda que persiga, con nuestros exiguos presupuestos, por un lado la dignidad de los espacios interiores habitados y por otro lado una imagen de calidad obtenida a partir de cierta singularidad plástica.
La imagen del proyecto es dura y fría, totalmente cerrada hacia el exterior. La operación realizada de “hermetizamiento” convierte a la villa, más que un complejo habitacional, en una especie de fortaleza medieval contemporáneo.
Por otro lado, la búsqueda de hacer de la necesidad virtud, provoca que de la obligada austeridad se pase a reforzar la insinuante plasticidad del volumen en blanco; y que a través de la abstracción se obtenga un lenguaje más cerca de las edificaciones de cierta entidad, que de las pobres edificaciones sociales.
0 comentarios:
Publicar un comentario