
El resultado es una iniciativa que nace de una colaboración entre la Universidad de Mondragon y la fundación del centro culinario vasco.
La estructura fusionará las funciones de formación, intercambio de investigaciones y conocimientos entre las instituciones educativas, centros tecnológicos, empresas y entidades públicas. Ubicados dentro de una empinada pendiente, la huella en forma de U se desprende de la colina para encerrar un espacio al aire libre verde interno de terrazas escalonadas.
La concepción del proyecto recuerda en su volumen, una construcción de platos apilados en conjunto sobre el paisaje. Desplazando la frontera de los cinco grupos de cada planta, logra ocultar mediante una envolvente, las galerías que permiten vistas panorámicas de la naturaleza circundante. El plano de la cubierta está cubierto con hierbas aromáticas y comestibles, utilizables por los mismos cocineros.




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