
Despliega un poder de evocación, conciente o inconsciente, que lleva al visitante a sensaciones irrepetibles muchas veces indeterminadas. Es real el efecto catártico que toda creación artística posee. La arquitectura de Legorreta, en su diversidad, provoca este mismo efecto de purificador, emocional.
Las construcciones del arquitecto Legorreta poseen un magnetismo incentivo de permanencia, de evasión o presencia; parte del código primigenio de identificación, el signo visual y lo usa como herramienta evocativa. La memoria emocional, sensual del visitante se ve trastocada sin causa aparente.
Se habla de la “inmortalidad de los arquitectos” cuando existe tras él un importante legado. Es el caso de Ricardo Legorreta, quien tras su partida nos deja una numerosa obra esparcida por diferentes lugares del mundo. Sus sólidos muros y sus colores son un sello fácilmente reconocible en cada una de sus obras.
0 comentarios:
Publicar un comentario